Manuel Valcárcel pregonóla Semana Santa de 2015

G. González
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Unas 400 personas se dieron cita en el Convento Franciscano (por las obras de la iglesia de la Asunción), para asistir al primer acto oficial, organizado por la Federación de Cofradías

g. gonzález / tobarra

Manuel Valcárcel Iniesta, alcalde de Tobarra, fue el encargado de pregonar la Semana Santa de 2015 ante unas 400 personas, que se dieron cita por primera vez en el Convento Franciscano de San José (por las obras que se realizan en la iglesia de la Asunción), y que fue presentado por María Pilar García Alfaro. El pregonero inició su intervención desvelando el momento en el que le pidieron desde la Federación de Cofradías, que pregonara la Semana Santa de 2015, lo que le hizo sentirse agradecido por hacerle vivir «un momento como este, que estoy convencido será único en mi vida, porque es un gran privilegio pregonar la Semana Santa de Tobarra».

Dijo que acudía al convento con una idea clara: «decirle al mundo entero, alto y claro, que en unos minutos va a comenzar la mejor Semana Santa del mundo entero, y lo hago en un lugar, este convento al que, casualmente, estoy unido por diversos acontecimientos. En primer lugar porque en mi etapa de asociación de Cofradías, conseguimos arrancar el compromiso de José Bono para restaurarlo y también porque, ya como alcalde, tuve el privilegio de asistir al primer acto semanasantero que se realizó, con la presentación de la imagen de la Virgen del Perdón».

vivencias. Habló de sus vivencias en Semana Santa, como tamborilero y en distintas hermandades y cofradías tobarreñas, y recordó sus inicios, de la mano de su padre en el amor al tambor, «pese a ser flojo en el redoble» y desfilando en la procesión.

Además de su padre, «otro grupo de amigos y hermanos semanasanteros estarán muy atentos desde el cielo».

Para Valcárcel, «nuestra Semana Santa no es como las demás, es única y diferente a todas porque  tiene emociones, ilusiones, alegrías, tristezas, tiene risas, llantos, dolores, colores y sabores, encuentros y desencuentros, y tiene momentos: porque cada uno de nosotros tiene su momento y lo vive de una determinada forma, porque lo que para uno no tiene importancia, para otro, se trata de un momento único e irrepetible. Y, sobre todo, nuestra Semana Santa tiene personas, que la hacen cada vez más grande, porque no deja indiferente a nadie y porque aquí, ni sobra ni falta nadie»,