Abellán abrió la puerta grande

Pedro Belmonte
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El diestro madrileño fue el triunfador de una tarde de toros que registró una lamentable incidencia: un joven fue detenido en el transcurso del festejo por lanzar un bote de refresco contra un picador

Algunos aficionados protestaban durante el tercio de varas del sexto de la tarde, segundo del lote de Miguel Abellán cuando del tendido de sombra salió disparado hacia el ruedo un bote de refresco, que gracias a Dios solo impactó en el ruedo, siendo localizado inmediatamente el responsable y sacado del tendido, rumbo a la Comisaría de policía, donde se le ha instruido la correspondiente denuncia, que en unas semanas se transformará en una sanción importante. Hay que ser poco espabilado para obrar así, por lo que el refresco de la tarde de ayer lo recordará durante toda su vida. Al toro es cierto que le estaban dando con ganas en el caballo, pues había derribado en el encontronazo anterior y el picador no quiso que se fuera de vacío, con la consecuencia de que a la muleta llegó muy parado y Abellán solo tuvo la opción de andarle por la cara y uno a uno robarle los muletazos. Aún así el público le obsequió con una oreja, que junto a la del segundo, le sirvió para salir en hombros de la plaza. El segundo de la tarde fue sin duda, junto al octavo, los mejores de una corrida descastada y sin clase, que solo tuvo nobleza y poco fondo. El primero del lote de Abellán se desplazó con franqueza por el pitón derecho, que fue por el único que lo pasó el torero, resabiado de la voltereta que le propinó tras el quite con el capote que le ocasionó un golpe en la cara. La faena fue templada y ligada y un pitón, el izquierdo, inédito con la muleta. Lo mató de una estocada al encuentro casi entera y paseó la primera oreja.

‘El Cid’. El Cid tuvo como primer enemigo a un toro sin clase y muy soso que embestía con la cara a media altura, aunque con nobleza, pero con el que tuvo que echar mano de los adornos para que el público despertara. Lo mató de media estocada delantera y baja y hubo una muy escasa petición, con silencio tras el arrastre. El séptimo de la tarde, todavía tuvo menos historia aunque fueron dos tandas en redondo ligadas debiendo atacar mucho al toro, lo más destacado del trasteo, pues enseguida comenzó a quedarse a media suerte. El público premió su entrega con una oreja tras una buena estocada que necesitó de dos golpes de descabello para acabar con el toro.

El jovencísimo Michelito, con apenas 17 años y tres ya de alternativa, es un menudo torero mejicano, de padre francés que tiene oficio y se las sabe todas. A su primero, soso y noble, le realizó una faena despegada y bullidora, mientras el del Madroñiz iba y venía. No acertó con el descabello y se silenció su labor, con el que cerraba plaza estuvo algo más centrado, pero muy pendiente de los adornos. Una oreja muy popular fue el epílogo de la tarde.

Abría plaza el rejoneador Ginés Cartagena, hijo del malogrado jinete del mismo nombre que sustituía a Sergio Galán que se lesionó en un hombro, y no fue ayer la mejor tarde del joven rejoneador que ha debutado este año. Le trompicaron las monturas y clavó irregular. A pesar de todo hubo pasajes buenos, templando muy bien en su primer toro.