La peor primavera para los alérgicos

ANA MARTÍNEZ
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Un tercio de la población albacetense ya sufre algún tipo de alergia • Muchas personas sensibles a pólenes empiezan a presentar problemas con frutas y verduras

Dice el refrán que La primavera, la sangre altera. Lo que no se acordó de añadir o puntualizar es que es la peor época del año para aquellas personas que han desarrollado alergia a algún tipo de polen, especialmente a la gramínea y al olivo. La industrialización y modernización de las grandes ciudades ha provocado que la polución contamine los pólenes con partículas de diesel, convirtiéndose así en una de las principales causas por las que cada vez hay más personas alérgicas y cada vez presenten una sintomatología más acusada.

Hoy por hoy, la alergia ya está considerada como la pandemia del siglo XXI, pues afecta al 33% de la población albacetenses -131.000 personas en función del último padrón de 2013-. Al igual que ocurre con la gripe en invierno, estas reacciones suponen en primavera el principal motivo de consulta en Atención Primaria, especialmente en la última semana en la que se han registrado temperaturas muy elevadas. «En Atención Primaria se atienden más casos que en el Servicio de Alergología del CHUA». Quien así lo explica es el doctor Miguel Torrecillas, jefe del mencionado servicio, hasta donde llegan anualmente 9.000 pacientes afectados por algún tipo de alérgeno, de los cuales 2.000 son nuevos y el resto alérgicos que se vacunan o con reacciones graves que acuden a revisiones temporales.

Pero no son todos los que están ni están todos los que son. Hay que tener en cuenta que la alergia es una patología incurable y, por tanto, Atención Primaria absorbe a muchos afectados con reacciones estables, alergias primaverales o rinitis típica ya diagnosticadas, mientras que los Servicios de Alergología de los hospitales de Villarrobledo, Almansa y Hellín atienden, por su parte, a los pacientes de su área de influencia.

Para complicar todavía más la cosa, la alergia no entiende de edades. Aunque lo típico es debutar en edades tempranas -entre los cinco y 15 años de edad-, este tipo de reacciones y sensibilidades hacia ciertas sustancias pueden aparecer en cualquier momento de la vida, dado que se trata de un proceso inmunológico anormal que siempre se encuentra activo.

alergias adultas. Hasta las consultas del doctor Torrecillas y sus cuatro compañeros llegan pacientes que han superado los 40 años y empiezan a detectar síntomas alérgicos. La duda es si se trata de una novedad o, por el contrario, el afectado lleva años padeciendo alergia sin identificar los síntomas como tales.

A pesar de todo, el doctor Torrecillas admite que, en los últimos años, «estamos viendo a gente que debuta en la alergia a partir de los 40 años; por lo general es gente que desarrolla alergia a determinados pólenes, como el ciprés». No cabe duda que el origen de estas alergias se encuentra en los pólenes de tipo urbano potenciados por la contaminación y porque las vías respiratorias de los adultos pueden estar más afectadas.

En la provincia de Albacete, la principal causa de alergia son los pólenes y, dentro de estos, el más común, el que afecta al 80% de los pacientes, es la gramínea, aunque también hay una gran incidencia al olivo, al ciprés, al plátano de sombra y a las malezas. Pero, sin lugar a dudas, el mayor problema que presenta esta ciudad es que prácticamente el cien por cien de los alérgicos son sensibles a varios pólenes, con una media de tres o cuatro, «prácticamente la gramínea y el olivo se encuentran presentes en todos». Igualmente, las malezas, especialmente la salsola, también se detecta en un porcentaje alto de afectados, mientras que el ciprés y el plátano de sombra presentan una menor incidencia. Incluso, «hay pacientes que tienen alergia a todos estos pólenes a la vez, con lo cual están con síntomas todo el año», especifica el doctor Torrecillas.

Lo que se está encontrando ahora la comunidad médica y científica son personas alérgicas a los pólenes que empiezan a presentar sensibilidades a frutas y verduras. Según el jefe del Servicio de Alergología del CHUA, no se trata tanto de que la alergia al polen predispone a una reacción a proteínas presentes en vegetales y frutos secos, sino a la predisposición del propio paciente, es decir, «cualquier persona no se hace alérgica; para ser alérgico necesitas tener una predisposición genética y una vez que está predispuesto, es más fácil que se desarrollen alergias de tipo alimentario o a un nuevo alérgeno ambiental».

Del polen a los alimentos. Corrobora que hasta las consultas externas del Perpetuo Socorro están llegando «bastantes» usuarios alérgicos al polen que ahora han desarrollado reacciones alimenticias. Esto se debe a que en las alergias de polen de tipo vegetal -lo más predominante- están apareciendo unas proteínas llamadas panalérgenos, entre las que se encuentra la profilina, la polcalcina y las proteínas transportadoras de lípidos (LTP), presentes tanto en el polen como en frutas, frutos secos, hortalizas y verduras. Es así como se está produciendo que pacientes alérgicos al polen estén yendo hacia la alergia a estos vegetales y viceversa.

El único respiro que pueden tener los alérgicos al polen es que llueva mucho en primavera. Su suerte a la hora de determinar los niveles alergénicos está vinculada con la climatología. En su agresividad influye mucho la pluviosidad, tanto en otoño y en invierno como en primavera, de tal manera que si llueve mucho entre septiembre y marzo se producirá más vegetación en primavera y, por añadidura, más pólenes en el ambiente. Sin embargo, si la primavera también es lluviosa, el polen se quedará en el suelo aplastado por el agua y reducirá los síntomas de los alérgicos.

Lo peor que puede pasar, precisamente lo que está ocurriendo esta primavera: que llueva en otoño e invierno y que la primavera sea muy calurosa y seca, lo que está suponiendo «un auténtico horror para los alérgicos». También resulta muy fácil confundir una alergia con un constipado común. En realidad, ambos son renitis, una alérgica y otra infecciosa. Sin embargo, el doctor Torrecillas enumera algunos síntomas típicos de las alergias que la pueden diferenciar de un catarro común: picor de nariz y ojos, estornudos repetidos, mucosidad abundante en plan acuoso, e incluso picores en el paladar, en los oídos y en la piel. Pero si hay algo que nos puede orientar para diferenciar una alergia de un constipado es su duración, pues mientras un cuadro catarral no dura más de tres o cuatro días, uno alérgico puede durar semanas.

Los tratamientos, enfocados a minimizar los síntomas -recuerden que es una patología incurable- están basados en tres pilares fundamentales: evitar las sustancias que producen la alergia -evidentemente, algo bastante complicado- y el tratamiento de los síntomas, especialmente con antihistamínicos para paliar estornudos y picores. También se recetan corticoides a nivel intranasal para combatir la obstrucción, colirios contra las conjuntivitis intensas, corticoides antiinflamatorios en caso de tener síntomas asmáticos y/o broncodilatadores en casos de crisis, entre otros.

El tercer tratamiento son las vacunas específicas, soluciones que no se utilizan para la época de los brotes alérgicos, sino que se administran para que el afectado tolere la causa que da alergia, es decir, es un tratamiento a largo plazo que se aplica después de un estudio alergológico para que durante los años siguientes no presente síntomas o los menos posibles. En la actualidad están apareciendo nuevos fármacos con anticuerpos monoclonales que destruyen la IgE, que es lo que provoca la alergia, aunque de momento están reservados para casos de alergia extrema que provocan ingresos hospitalarios.