Los cangrejeros ya pueden salir al río

E.F.
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Tal y como sucede cada primera semana de junio, los pescadores empiezan a colocar sus aparejos en el Júcar, después de que se levantase la veda que protege esta especie fluvial

Cangrejos rojos recién capturados. - Foto: CÉSAR MANSO¶

La temporada de pesca del cangrejo rojo acaba de comenzar. Desde esta semana, y hasta que acabe el verano, numerosos vecinos de  la provincia se acercarán a los cursos de los ríos, armados de unos aparejos de forma circular.

En casi todos los pueblos con algún curso fluvial de importancia, hay aficionados a esta práctica pesquera tradicional. Pero en algunos, esta tradición se practica en todas las casas, Entre ellos, el más conocido es Alcalá del Júcar.

Sergio González es uno de esos muchos pescadores alcalaínos. «Este año, el inicio de la temporada se está dando bastante bien -explica- porque, con ocho cangrejeras, que es el máximo por licencia, en hora y media, saqué cerca de ocho kilos».

Los aparejos, llamados cangrejeras o retenes, consisten en dos aros metálicos, unidos por una malla. En el centro, sobre una pequeña placa, se pone el cebo. El animal entra y, tras comérselo, queda atrapado.

La pesca del cangrejo se practica en todo el Júcar desde tiempo inmemorial. Pero, hasta los años 70-80 del siglo pasado, se pescaba otra especie, la autóctona, que se conocía comúnmente como cangrejo blanco.

«El rojo, que también le dicen americano, lo barrió por completo - detalla González- porque era portador de una enfermedad, un virus que hacía que el caparazón del blanco se reblandeciese, hasta que, al final, se moría».

Hoy en día, en la zona de Alcalá, prevalece el rojo. Aguas arriba, a partir de Valdeganga, la especie dominante es el cangrejo señal, el tercero en discordia. Los más veteranos dicen que, de los tres, el más sabroso, con diferencia, era el blanco, el de la tierra. Aún así, nadie le hace ascos a los ‘nuevos’.

«Hay quien lo cocina con tomate -aclara el pescador alcalaíno- pero por aquí se preparan fritos, con ajo y limón».

Para degustarlos, la mejor forma es acercarse a municipios como la propia Alcalá. El motivo, que su comercialización está prohibida. Antaño, llegó a haber una pequeña ‘industria’ pesquera en torno a este pequeño crustáceo.

Pero eso, como el cangrejo blanco, también es historia.