Jorge Pardo es la estrella de Jazz Albacete’14. Hoy, a las 21 horas, traerá al Teatro Circo Historias de Radha y Krishna, con teclados con sonidos hammond, batería y bases electrónicas, bajo eléctrico, guitarra, y DJ (Scrach) que se unen a su maestría con flautas y saxos, esta vez junto a procesos y loops. Un concepto diferente y atrevido en el que Jorge Pardo juega con elementos nuevos sin perder la esencia de sus personalidad. El músico comentó a La Tribuna de Albacete sus sensaciones sobre su nuevo trabajo.

Ha condensado muchas músicas en Historias de Radha y Krisha.

Pues sí, básicamente es música callejera, yo lo llamo así, pero obviamente, como no podía ser de otra manera, reúne un montón de influencias, de músicas de diferentes culturas y lugares y por supuesto, la impronta del flamenco.

Tuvo un enorme éxito con Huellas, incluso con la elección como mejor músico europeo de jazz.

Cualquier premio es un caramelo y lo recibes con agradecimiento y orgullo también, pero el premio, para mí, es hacer música cada día y las cosas que me gustan y que el público así lo reciba, ese es el auténtico premio.

Sólo hace unos días, con Pepe Habichuela, llevó la música a la sede de la Unesco. Siempre el flamenco presente.

Bueno, yo no canto, ni bailo, ni toco la guitarra, soy un extraño dentro del mundo del flamenco, pero como bien sabéis, desde muy jovencito empecé a tocar con Camarón y con Paco de Lucía y eso obviamente ha marcado. Para mí el flamenco no es de nacimiento, pero sí es del día siguiente.

Historias de Radha y Krishna, ¿es el disco más personal de Jorge Pardo?

Es un disco que resalta por su instrumentación, pero para mí es muy íntimo, nace del amor mismo, de una historia de pasión y creo que eso impregnó la producción, la composición de ese disco.

Ambiente jazzístico que toca la fibra más hispana.

Esa mezcla de sensaciones es habitual, entre comillas, en mis músicas, parece que es una pieza de jazz, pero con pellizco flamenco, es marca de la casa.

Además se ha lanzado a ponerle letra a sus músicas.

No me voy a dedicar a la poesía, ni mucho menos (risas). En ese caso, con Una razón, me bauticé como letrista, como medio letrista, vamos a decir.

¿Satisfecho?

Ha sido muy bien recibido y me gustan los comentarios de la gente, de los más próximos; de los lejanos también, y estoy contentísimo, claro que sí.

Emplea un abanico muy grande de instrumentos, guitarras como la de Raimundo, bajos, bases, teclados, percusiones, sitar, cajón... Una gran apertura, un amplio abanico para enriquecer.

Pues sí, cuando compongo, a medida que me voy adentrando en el proceso, voy imaginando sonoridades, que por supuesto tienen cara de personas, amigos míos. Todo eso lo voy distribuyendo en los temas, se me va ocurriendo la instrumentación y voy llamando a los colegas y otros que hago por el camino, pero esto no tiene límites, porque cada instrumento musical te da un color y un sabor diferente, no hay límites y espero no tenerlos nunca.

Con esto, el juego del saxo o flautas de Jorge Pardo.

Un poco por intuición, escuchas el tema y de repente piensas en un saxo o flauta, juegas.

Casi es una primicia en Albacete este HdRyK.

Hemos hecho poquitas presentaciones de Historias de Radha y Krishna, porque también estamos de gira continuamente con la banda y no he tenido muchas ocasiones de hacerlo en concierto, aunque lo fuimos a Madrid, también a Granada y esperamos retomarlo con más ímpetu de cara a la primavera, pero es fantástico que en el camino, de repente, haya aparecido Albacete, y vamos con muchísimas ganas a hacer este nuevo proyecto.

Un concierto, como suele apuntar, abierto a todas las sensibilidades, a todo el mundo.

Siempre he pensado que la música de elite, con esa etiqueta, no me gustaba. El jazz es música popular, música de ritmo; tiene esa especie de aureola de música para entendidos, muy difícil, pero no es así, jazz puede hacerse en la plaza del pueblo y la gente flipa, sabiendo o sin saber nada de jazz, que es música directa al corazón y a los sentidos y se disfruta, entiendas o no entiendas e Historias de Radha y Krishna tiene ese espíritu y esa vocación, porque es música con muchas sutilezas, pero al mismo tiempo popular, música de ritmo y de compás.

Por eso el jazz, como se dice, «marida» muy bien con el flamenco, dos lenguajes de la calle.

Exactamente, son dos manifestaciones diferentes pero hablan en ese sentido el mismo idioma, no se diferencia tanto uno de otro.