El equipo manchego fue infinitamente superior a un nervioso y deslavazado Almería en la primera mitad. Aridane marcó para dedicárselo a Pelayo y bien pudo el equipo manchego anotar más tantos a poco que hubiera apretado a un rival inoperante. En la segunda mitad, el equipo de Martín se conformó, se metió atrás y dejó jugar al Almería, que comenzó a tocar y a meter balones al área. Tanto fue el cántaro a la fuente que al final Motta anotó de cabeza en el 84 y el partido acabó con empate.