Un grupo de padres de Pozo Cañada se dirigió recientemente a su alcalde, Francisco García, para quejarse de que, cada año, tenían que poner el papel que iban a usar sus hijos en el colegio. Pero no se trataba de poner folios para sus tareas escolares, o de cualquier otro tipo de material escolar, sino del papel higiénico.

La historia la confirmaba ayer el propio alcalde, quien ya de paso anunciaba que el Ayuntamiento se responsabilizará de ese gasto,  cargándolo en la partida para el mantenimiento de la escuela, que es una competencia propia de los municipios. Y aunque la historia podría dar para más de un chascarrillo, ni a los padres, ni al alcalde pozocañadiense, la situación les hace ni pizca de gracia.

«Por lo que me contaron los padres, esto empezó en el curso 2011-2012 y ha pasado a lo largo de los últimos cuatro años -explicó- y es consecuencia de los recortes presupuestarios que, de año en año, se hicieron en la educación pública desde de la anterior Administración regional».

García precisó que la cantidad es «ínfima», en torno a los 70 euros, y que no supone un gran esfuerzo económico. De hecho, reconoció que, de no ser por la realidad que hay detrás, esto es, el castigo padecido por la Educación y, en general, los servicios públicos, sería una situación «hasta un poco ridícula».

Pero, precisamente por lo que hay detrás, el Consistorio optó por asumir el gasto, «porque todos hemos oido, en los últimos años, historias de recortes en el transporte escolar, en la calefacción, en el material, las actividades, los programas, pero empujar a la dirección de un colegio a llegar a este extremo ya es ir demasiado lejos».

De hecho, el alcalde quiso dejar claro que, a su juicio, la responsabilidad última de lo ocurrido es de la anterior Junta, nunca de la dirección del centro, «que habrá tenido que hacer lo que sea para mantener la actividad docente».