Rafa Nadal superó el pasado viernes -madrugada de ayer- un partido que seguramente marcará un punto de inflexión en su recorrido en el US Open, ya sea por lo fortalecido que salió por la batalla de casi cuatro horas y media o por las dudas que despertó el estado de su rodilla derecha.
Después de perder el primer set por 7-5, Nadal pidió la asistencia del médico para que le vendara justo debajo de la rodilla. «No es el día de hablar de la rodilla, creo que ha sido algo menor en general y nada más. Simplemente he pedido que me pusieran el vendaje para tener una mayor sensación de sujeción», minimizó después el defensor del título tras batir al ruso Karen Khachanov.
Pero en el momento no pareció un tema tan menor. Durante el segundo set, en el que siempre corrió de atrás en el marcador al rival, el ‘número uno’ del mundo lucía un gesto adusto que denotaba algo más que la preocupación por el resultado y el buen juego que exhibía Khachanov. Dejaba la sensación de que podía retirarse en cualquier momento.