El promotor confiesa que al principio le sonaba demasiado utópico, «como artista sientes la responsabilidad de volver a los orígenes y devolver a tu familia parte de lo que te ha dado, pero hacer un festival internacional aquí no era fácil», admite el intérprete. Empezando por la logística, no es sencillo trasladar por esas carreteras de Nerpio un piano de cola.