«Los psicólogos deberíamos estar en las consultas de atención primaria»

MAITE MARTÍNEZ BLANCO
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María Dolores Gómez Castillo, decana del Colegio de Psicología de CLM

Está al frente del Colegio de Psicología de Castilla-La Mancha, que cerró el pasado ejercicio con 1.280 profesionales colegiados, 200 más que el año anterior. María Dolores Gómez, comparte su visión sobre la situación actual de la psicología.  

Se han quejado de la escasez de plazas para formar psicólogos clínicos, ¿cuál era la oferta?

Para toda España se convocaron 127 plazas, la ratio era la más alta de todas las profesiones sanitarias. Por cada plaza se presentaban 32 psicólogos, cuando para médicos, aun siendo también muy alta, había sólo dos candidatos por plaza. Creemos que esta oferta es insuficiente, pero además en Castilla-La Mancha pese a que teníamos asignadas siete plazas, al final sólo se convocaron cinco. Las plazas de Albacete y Ciudad Real no se llegaron a convocar.

¿Hay pocos psicólogos en la sanidad pública?

Sí hay pocos psicólogos para atender la salud de los ciudadanos. La salud es la ausencia de enfermedad biosicosocial e igual que se trata la salud bio (física), también debe cuidarse la salud psico. Los psicólogos trabajamos sobre todo en Salud Mental, un servicio especializado que suele estar en los hospitales y donde son derivados los pacientes que requieren de una atención psicológica. Pero somos pocos, en Albacete la plantilla roza los 20 profesionales. Serían necesarios más, porque la atención debe de ser de mayor calidad, cada patología requiere de un número de sesiones para ser tratada y muchas veces no se pueden cumplir dado el volumen de pacientes que tenemos.

Albacete participa en una investigación sobre la presencia de psicólogos en centros de salud de atención primaria, ¿creen que junto al médico de cabecera debería de haber un psicólogo?

Esto no es nuevo, en otros países se hace y en España ya lo había, sin ir más lejos yo empecé trabajando como psicóloga en Albacete en el año 1991 en Atención Primaria en Villarrobledo. Creemos que en los centros de salud debería haber un psicólogo encargado de promover la salud, prevenir ciertas enfermedades e intervenir en patologías comunes evitando derivaciones a los servicios de salud especializada. Podrían atender esos malestares que las personas tenemos y que no hay que patologizar ni medicalizar en exceso. Con eso evitaríamos colapsos en la especializada.

¿Qué situaciones podrían tratarse en los centros de salud?

Estos psicólogos podrían dar apoyo a la atención pediátrica en aspectos como prevención de la obesidad, de trastornos del comportamiento alimentario, problemas del sueño, manejo de conductas y límites, porque eso si se hace bien previene muchas patologías futuras. Dar consejos y orientaciones a las familias sobre como abordar situaciones de ansiedad, miedos, fobias y para que puedan tener una buena relación con los niños. Con la población adulta podrían tratar trastornos de ansiedad o estados depresivos no graves, un buen cribaje y una atención precoz evita derivaciones a los servicios especializados de salud mental y medicalización excesiva.

¿Tomamos demasiados medicamentos ansiolíticos?

Parece ser que hay una tendencia al alza en el consumo de estos fármacos. Si las personas conocen sus mecanismos de autocontrol y aprenden a manejar situaciones de estrés y a afrontar problemas de la vida cotidiana, se pueden prevenir situaciones ansiosas y problemas como el insomnio y esos dolores psicosomáticos, que no tienen que ver con el cuerpo sino con lo psíquico, pero que nos llevan a la hiperfrecuentación del médico.  

¿Qué se pretende conseguir con la investigación que están desarrollando?

Es un estudio multicéntrico que pretende evaluar empíricamente la eficacia de los tratamientos psicológicos en trastornos ansioso-depresivos y psicosomáticos, los más frecuentes en las consultas de Atención Primaria. Se realiza en seis comunidades autónomas, y en Castilla-La Mancha en Albacete, en el centro de salud zona IV anexo al Hospital Perpetuo Socorro. Estudios similares en otros países, como Inglaterra, permitieron poner en marcha la atención psicológica en los centros de salud de Atención Primaria. En España vamos bastante retrasados en esto.

Hay enfermedades que sin ser patologías psicológicas, sí que requieren de su intervención, ¿cómo se trabaja aquí?

Hay experiencias, por ejemplo, los psicólogos desde Salud Mental dan apoyo a las familias y los niños en oncología infantil, pero un día a la semana es poco. Estamos saturados. Nuestra visión, como Colegio de Psicología, es que debería crearse un servicio específico para atender dentro de los hospitales enfermedades que tienen una importante carga psicológica, hablamos no sólo de oncología, sino también de problemas de obesidad, cirugía bariátrica, neurología, geriatría e incluso problemas de estrés que afectan a enfermedades cardiovasculares.

Los psicólogos, ¿sirven para todo?

La mayoría de los psicólogos trabajan en el ámbito sanitario, tanto público como privado. También trabajan en otras áreas, como la psicología educativa, jurídica, servicios sociales, trabajo y organizaciones… Por ejemplo, la psicología clínica es una especialidad dentro de la psicología. Se dedica al diagnóstico, evaluación y tratamiento psicológico, y se adquiere tras la licenciatura o el grado con la formación PIR en hospitales. Los intereses de cada uno determinan el desarrollo profesional, que puede estar relacionado, por ejemplo, con la atención infanto juvenil, el tratamiento a adultos, la neuropsicología o, como es mi caso, los trastornos del comportamiento alimentario, entre muchos otros. La psicología estudia el comportamiento humano. Existen determinadas condiciones que propician la aparición de trastornos depresivos, de ansiedad, de abuso sustancias, etcétera. Lo que hacemos es ayudar a afrontar situaciones adversas y permitir un adecuado proceso adaptativo.

Con la crisis, parece que han proliferado las consultas privadas de psicología.

Hay psicólogos que han perdido su empleo en el ámbito público. Esa es una realidad. La psicología, como profesión, siempre se ha tenido que ir abriendo camino y venciendo muchos obstáculos. Se invierte mucho en formación y después se lucha mucho por conseguir un empleo. Sin embargo, esta es una profesión que permite la opción de abrir tu propia consulta. En el momento actual muchos psicólogos se han agrupado para realizar proyectos que les de salida en la situación de crisis económica actual. Está siendo difícil. Desde el Colegio de la Psicología ofrecemos formación y apoyo jurídico.

La psicología, no obstante, tiene otros muchos campos de trabajo, ¿no es así?

El 70% de los psicólogos trabajan en el ámbito de la salud, pero también hay otras posibilidades como el sector educativo o como forense en los juzgados, también en los servicios sociales. Pero también aquí ha habido mucha pérdida de empleo. Y eso quiere decir que no le damos la importancia que tiene. Una persona que está sana es más capaz de cuidar de su salud física, de buscar empleo, de tener una estabilidad emocional que facilite el cuidado de sus hijos...

La crisis, ¿enferma?

El desempleo es una situación vital que a la larga produce un sentimiento de baja autoestima, desesperanza, sentimiento de impotencia y escasas perspectivas futuras, que, si no se gestiona de manera adecuada, puede desencadenar estado depresivo e incluso llevar a intentos de suicidio.

El Colegio llegó a ofrecer apoyo psicológico a personas en desempleo, ¿se mantiene en estos momentos?

Ahora mismo no, en su momento contamos con la ayuda de la Obra Social de La Caixa para ofrecer talleres. Estar en desempleo nos da vergüenza, porque, aunque no eres culpable de ello, te haces una atribución interna de no haber conseguido resolver ese problema. Es como si creyeras que eres menos por no haber sido capaz de conseguirlo eso merma la capacidad de autonomía, genera una mala imagen de tí mismo y una baja autoestima.

El programa que sí mantienen es el teléfono de atención ante el consumo de alcohol, que han extendido a otras adicciones, ¿por qué?

Tratamos también la adicción a las nuevas tecnologías. Su uso por parte, sobre todo, de los menores, aunque también de los mayores, da lugar a conflictos. Es uno de los mayores problemas que nos encontramos hoy en las consultas. Yo, que trabajo con adolescentes, dedico buena parte del tiempo a conflictos generados por el teléfono móvil y el uso de las redes.

¿Qué pautas deben tener en cuenta los padres?

Los padres y las madres tienen que saber manejar, como digo, estas tecnologías, manejar límites, establecer horarios y normas de uso. Ni el móvil ni el ordenador se pueden dar sin control a edades excesivamente tempranas, como si fueran un simple juguete. Tampoco es aconsejable utilizarlos para que coman o no molesten. Por supuesto, el uso de estos puede ser muy positivo: cuando se utilizan como instrumento educativo y de socialización familiar. Siempre en compañía y con límites temporales. No se puede abandonar a un niño en la red y quedarse uno tranquilo pensando que está entretenido. Todo esto conlleva un riesgo que posteriormente en la adolescencia puede manifestar importantes niveles de conflicto.

Cuándo surge el problema, ¿qué se puede hacer?

Educar, que es lo que hacemos muchas veces los psicólogos. Hace falta que nos conozcamos a nosotros mismos, saber poner límites, manejar las normas, dar afecto y manejar, a su vez, la autoridad parental, tolerar la frustración. Decir «no» es más costoso que decir «sí». El «no» enseña a tolerar la frustración, mejorar nuestro funcionamiento en la vida. Educar proviene del verbo latino ducere, que significa conducir, guiar. Educar no es simplemente dejar hacer, ni dar a los hijos lo que no me dieron a mí, ni hacer de ellos lo que no hicieron conmigo. Los hijos son personas independientes, seres diferenciados de los padres. En ellos no podemos proyectar aquello que nosotros no tuvimos. Para conducir tenemos que tener el «carné de padre y madre». Cuando los roles familiares están confusos y no se sabe quién «conduce el coche», el accidente es seguro. Nosotros trabajamos para reorganizar esos roles y que cada uno asuma su papel. Yo le digo a los padres que dediquen tiempo a sus hijos, y les den afecto y ejerzan la autoridad con tranquilidad… así evitarán tener que venir al psicólogo.