El serrín venció al viento

Maite Martínez Blanco
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Los tapices de virutas de colores de la calle Mayor asombraron a los miles de visitantes que acudieron a Elche de la Sierra a disfrutar de este arte efímero que los alfombristas hicieron realidad un año más pese al aire que complicó su tarea.

El agua es el único enemigo imbatible para los alfombristas elcheños, que este año tuvieron que emplearse a fondo en una batalla contra otro adversario al que sí pudieron vencer: el viento. Aunque algunos tapices amanecieron desdibujados y la limpieza en los trazados se hacía imposible en las plazas y tramos de calles más expuestos al aire, lo cierto que es que el alba dejó ver el esfuerzo que cerca de 600 personas realizaron toda la noche para decorar son serrín de mil y un colores 24 tramos de calle y tres plazas de la localidad serrana.

Sobre todo la calle Mayor lucía espectacular. No es de extrañar que el público votase como las tres mejores alfombras a tres diseños hechos en esta calle. Tapices con figuras geométricas, otros compuestos por flores y representaciones de rostros casi perfectos, arrancaban palabras de admiración para los miles de visitantes que en la mañana del domingo del Corpus visitan Elche de la Sierra. Estiman que los visitantes son entre 15.000 y 20.000 personas, la mayoría procedentes de otros pueblos de la comarca, pero también los hay que vienen de provincias, sobre todo del Levante, e incluso de otros países.

La consecución de la Declaración de Interés Turístico Nacional, y el marchamo que se espera  con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), -que según la Junta de Comunidades llegará en breve-, ha dado a esta tradición de arte efímero una relevancia cada vez mayor que se deja ver tanto en la competencia que hay entre las peñas por elaborar año tras año diseños más cuidados, como en la creciente afluencia de público.

El respaldo institucional en los últimos tiempos también ha sido muy importante, y continúa. Ayer, el delegado de la Junta, Pedro Antonio Ruiz Santos, y el presidente de la Diputación, Santiago Cabañero, disfrutaron del recorrido de las alfombras antes de participar en la procesión, acompañados de la alcaldesa elcheña, Raquel Ruiz.

muy complicado. Los alfombristas, agrupados en distintas peñas a las que se les adjudican los tramos de calle y plaza que recorre la procesión del Corpus para su ornamentación, empezaron a trabajar en la tarde del sábado.

Sobre las seis intentaron pintar los perfiles de sus diseños en la calle, pero el viento hizo este trabajo casi imposible, «el aire nos levantaba los tablones y los listones que tratábamos de colocar, hasta bien avanzada la noche no pudimos empezar a trabajar», contaba Ana Martínez, de la peña El Recalke, una agrupación formada solo por cinco chicas que este año realizó una original alfombra en la calle Antonio Machado con motivos geométricos de inspiración árabe, decorada con dos elementos realistas: la mano de Fátima y la cara de una mujer elaborada en ocho tonos distintos.

Durante la noche el viento se apaciguó algo, pero los alfombristas tuvieron que protegerse con tablones y con lo que tenían a mano para poder trabajar con un material tan liviano como es el serrín y la viruta de madera. La complejidad retrasó la finalización de los trabajos, pero al fin sobre las 10 de la mañana estaban todos terminados.

Sí que es cierto que en aquellos tramos más desprotegidos o donde los alfombristas no aseguraron el serrín pulverizándolo con agua durante toda la noche, el viento terminó por llevarse buena parte del serrín antes de que saliese la procesión de los niños de comunión. «¡Qué pena!», era la frase más escuchada entre los visitantes que recorrían las calles decoradas en las tres escasas horas que pueden verse estas alfombras, cada vez que una ráfaga se llevaba parte del dibujo.

Son precisamente los votos de los espectadores quienes deciden cuáles son los mejores diseños. El premio para los elegidos es darles el privilegio de elegir la plaza o el tramo de calle que ornamentarán el próximo año. Trabajar sobre una plaza es un orgullo, permite a los alfombristas lucirse, pues la superficie de trabajo es mayor, pero también la tarea se hace más ingente.

«Aquí te pones a echar serrín y parece que no acabas nunca, esta plaza tiene 256 metros cuadrados y la alfombra ha requerido del trabajo de 26 alfombristas», decía Estela Suárez, presidenta de la Asociación de Amigos de las Alfombras de Serrín, cuya peña El Trastorno este año se ha encargado de decorar la plaza Ramón y Cajal, donde se sitúa el Ayuntamiento de Elche de la Sierra y donde tiene lugar uno de los momentos más emotivos de la procesión, el instante en el que el párroco con la custodia en mano realiza una bendición hacia los cuatro puntos cardinales.

Es precisamente esta peña, la de El Trastorno, la que resultó ganadora en la categoría de plazas con una alfombra que representaba en el centro un reloj en tonos amarillos rodeado de un efectivo tapiz rosa y azul, por tanto al año que viene esta peña tendrá el privilegio de elegir el tramo de calle que le gustaría decorar. La alfombra de la plaza de Simón Bolívar, con un diseño hecho en tonos tierra que incluía motivos geométricos y de animales, resultó votada por el público en segundo lugar. En tercer puesto quedó la plaza de la Iglesia cuyo diseño fue muy castigado por las rachas de aire.

En la categoría de calles la competencia es mayor, pues son 24 los tapices confeccionados este año. Reinó la calle Mayor, quizás la preferida por los alfombristas, una de las más protegidas y donde el viento hizo menos estragos y donde se podían ver los diseños más clásicos, más complejos y hechos con mayor limpieza. La mejor alfombra, a juicio del público, fue la realizada por la peña Restregón que el año próximo tendrá el honor de elegir qué plaza decorará con su alfombra. En segundo lugar quedó la peña de Los Bordes y el tercero La Sentencia.

Por delante tienen un año para idear el diseño, elegir los colores y probar nuevos tintes, uno de los secretos que mejor guardan los alfombristas, que admiten con serenidad el destino final de su trabajo que es destruido tres horas después de ser finalizado por la procesión del Corpus.

Este año el desfile procesional se inició  sobre el mediodía. Los niños de comunión abrían paso a la carroza de la Custodia, este año respaldada por guardias civiles llegados del cuartel de Intxaurrondo invitados por el párroco de Elche de la Sierra, Ignacio Requena.

El desfile procesional, de gran solemnidad, partió de la iglesia de Santa Quiteria para después recorrer las calles Antonio Machado, plaza Simón Bolívar, la estrecha calle de Tesifonte Gallego, calle Mayor y la plaza Ramón y Cajal, para desde allí continuar por la calle Lonja de nuevo a la parroquia tras hacer una nueva parada en el altar que se dispone en la plaza de la Iglesia.

A lo largo de todo el recorrido, las alfombras de serrín se suceden, siendo destruidas al paso de la procesión. Son auténticas obras de arte de las que tan solo se puede disfrutar unas horas.

Arte efímero que los alfombristas de Elche de la Sierra están dando a conocer en medio mundo con su presencia en congresos internacionales como el último que se celebró en Sicilia. De que es un arte nadie duda. Los diseños se renuevan año tras año y las innovaciones se suceden. Este año, además de las cuidadísimas alfombras de motivos geométricos y florales más tradicionales, podían verse llamativos tapices como el de unos lirios que decoraban la calle Canalejas, otro de inspiración daliniana e incluso una alfombra con estética pop.

El empeño de Elche de la Sierra es acoger el VIII Congreso Internacional de Arte Efímero, para lo que cuenta con el apoyo de la Diputación Provincial y la Junta de Comunidades.