Un hombre estampa su vehículo contra la sede del PP en Madrid

AGENCIAS
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El atacante, Daniel Pérez Berlanga, es un desempleado turolense de 37 años con problemas mentales que portaba en su coche dos bombonas de butano y varias sustancias inflamables

HOMBRE EMPOTRA COCHE EN LA SEDE DEL PARTIDO POPULAR EN MADRID - Foto: ÁNGEL DÍAZ

 
Un hombre, que se identificó como un empresario arruinado de Aragón, Daniel Pérez Berlanga, de 37 años, fue detenido ayer tras estrellar su coche cargado con dos bombonas de butano y varias sustancias inflamables, a modo de artefacto explosivo casero, contra la sede nacional del Partido Popular en Madrid, en la calle Génova.
El atacante, que se encuentra en paro desde el pasado mes de mayo, es natural de la localidad turolense de Bronchales y ha trabajado con intermitencia en una empresa de aglomerados de madera y, recientemente, se presentó a un concurso para ejercer de vigilante micológico, pero no lo superó. Además, fuentes policiales aseguraron que padece esquizofrenia, al margen de tener problemas con las drogas, y desvelaron que fue detenido en 1999 por la Guardia Civil por el hurto de un vehículo. 
El detenido fue trasladado tras el suceso a las dependencias policiales de la Brigada Provincial de Información de Madrid, situadas en el barrio de Moratalaz.
Al ser arrestado, el hombre aseguró que «lo había perdido todo» e insistió que llevaba en el coche «15 kilos de amonal y un temporizador programado para dentro de 45 minutos».
«Todo parece indicar que es una acción personal que no tiene nada que ver con un atentado terrorista», aseveró Antonio Nevado, portavoz de los agentes encargados de investigar el caso.
Mientras, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, se manifestó en esa misma línea al señalar que el detenido podía tener «algún problema psiquiátrico», descartando que tuviera vínculos «con una organización terrorista».
Una vez se tuvo conocimiento de los hechos, se activó la llamada Circular 50 para ataques con artefactos explosivos. De esta forma, los agentes establecieron varios cordones de seguridad perimetral alrededor del edificio y se cortó el tráfico público y privado. 
Además, por precaución, fue interrumpido el servicio de Metro en la línea 4, entre las estaciones de San Bernardo y Goya hasta el mediodía. Acto seguido, en torno a las 13,00 horas, una grúa retiró el vehículo, que permanecía dentro de la sede popular.
 
SIN HERIDOS. Aunque el asalto no causó heridas a ninguna persona, sí produjo importantes daños materiales. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; y el vicesecretario de Organización del partido, Carlos Floriano, supervisaron juntos los desperfectos. Cospedal fue la última en llegar a la sede del PP en la madrileña calle Génova, en la que ya se encontraban Rajoy y Floriano, con quienes comprobó los daños y después salió al exterior para supervisar los desperfectos en la puerta y en la fachada.
El jefe del Ejecutivo expresó su deseo de que hechos como estos no vuelvan a producirse. «Ojalá estas cosas no se repitan en España», manifestó en su cuenta de Twitter tras visitar la sede popular. 
Por su parte, la secretaria general del PP, resaltó que no hay que «lamentar ningún daño personal» y añadió que «eso es lo importante». «Gracias a toda la buena gente de este país y gracias al Cuerpo Nacional de Policía», apuntó en su cuenta de la misma red social. 
Sin embargo, según relató la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, el coche llegó hasta las escaleras del interior del edificio y casi se lleva por delante a una operaria.
En el momento del incidente, se encontraba en la primera planta una empleada de la limpieza y otra vio lo sucedido desde la aledaña calle Zurbano. Así, cuando el conductor lanzó el vehículo contra la puerta de la sede popular, casi fue arrollada, según relató ella misma a la Policía. 
Momentos después del siniestro, ambas fueron desalojadas del edificio, en el que no había más trabajadores, aparte de los dos guardias de seguridad que hacían el turno de noche.
Pérez Berlanga, el hombre detenido acusado de los hechos, declaró a la Policía horas después del asalto que su plan pasaba por atacar a toda la clase política. Así, las primeras explicaciones que dio a los agentes en la comisaría aseguraban que había cargado contra la sede popular como podría haberlo hecho contra otra, ya que para él todos los políticos son iguales.