Regantes del Bronce Manchego

E.F.
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Investigadores del IGME, el CSIC y la UNEDsostienen que la extracción y el uso de las aguas subterráneas en las provincias de Albacete, Ciudad Real, Toledo y Cuenca comenzó hace 1.500 años, durante la Cultura de Las Motillas

Vista aérea de una motilla conservada hasta la fecha, en la que se ve un característico pozo central. - Foto: IGME

La historia, como la vida, a veces te da sorpresas. Hasta ahora, se creía que los albaceteños descubrieron que tenían un mar de agua dulce bajo sus pies a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado.

Pero ahora resulta que un grupo de científicos del IGME (Instituto Geológico y Minero de España), del CSICy de la UNED sostienen que el aprovechamiento de las aguas subterráneas comenzó en esta parte de España hace 1.500 años, en plena Edad del Bronce.

Y las pruebas siempre han estado a la vista de todos. En el caso de la ciudad de Albacete, a poco más de 10 kilómetros del casco urbano, en la laguna seca del Acequión, donde están los restos de un antiguo poblado fortificado conocido como morra o motilla.

el bronce manchego. La Cultura de las Motillas se data entre el 1.500 y el 1.200 antes de Cristo. También se conoce como período del Bronce Manchego. En Albacete, hay dos yacimientos que se han excavado en repetidas ocasiones , el ya mencionado El Acequión y El Quintanar, en Munera.

No obstante, hay estudios que señalan la existencia de  motillas -o ‘morras’, término empleado sobre todo en Albacete- en lugares como Chinchilla o Pozo Cañada.

Entre las  provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo,  se han censado cerca de un centenar de estos asentamientos, consistentes en montículos artificiales, fortificados y de planta concéntrica, de hasta 10-11 metros de altura y situados cerca de ríos o en medio de humedales.

Pero lo interesante de las motillas es que, según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), estos poblados disponían de un sistema de captación de agua subterránea que podría ser el «más antiguo de Europa».

La tesis no es nueva, pero sí la forma en que se quiere estudiar. Otro investigadores como Robert Chapman (La formación de Sociedades Complejas: El Sureste de la Península Ibérica en el marco del Mediterráneo Occidental; Crítica, 1991) vinculan la aparición de las motillas a un período prolongado de sequías, que obligó a nuestros antepasados a aguzar el ingenio.

La tesis de Chapman es sencilla: cuando, a consecuencia de un período de sequía extrema, se secaron los humedales, los habitantes de la Edad del Bronce abrieron pozos en los últimos puntos en los que el agua había desaparecido, que son los mismos lugares donde el nivel freático de los acuíferos estaba más bajo. Y, en torno a esos pozos, levantaron recintos fortificados, las morras o motillas.

Ahora, se quiere estudiar estos emplazamientos, no solo desde el punto de vista arqueológico, sin también desde el hidrológicos y el paleoclimático. Y, para ello, se ha creado un equipo de expertos en varios campos diferentes.

el equipo científico. Por ello, se contará con científicos como Luis Benítez de Lugo Enrich (UNED), que coordinará los aspectos relacionados con la Arqueología dirigirá los aspectos relacionados con la arqueología o César Esteban López, del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), que estudiará el vínculo entre los astros y los monumentos funerarios de la Cultura de las Motillas.

Por el  CSIC, participará en este proyecto José Antonio López Sáez, quien analizará la conexión entre la Cultura de las Motillas y la gran sequía que se produjo en ese momento en La Mancha y los científicos del IGME Carlos Martínez Navarrete, Pedro Ibarra de la Torre y Miguel Mejías Moreno, que dirigirá el estudio.

 La investigación se financiará en un 50%a través de una subvención de 15.000 euros concedida el pasado 11 de julio por la Dirección General de Cultura de la Junta de Comunidades.