Un Museo pionero

V.M
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El responsable del Infraestructuras del Prado, Víctor Manuel Cageao, pone de relieve la modernidad de la singular obra de Antonio Escario cuatro décadas después de que entrase en funcionamiento

La primera de las conferencias del nuevo ciclo programado por el Museo de Albacete y la Asociación de Amigos vinculada al mismo, que conmemora los 40 años de esta infraestructura cultural y recuerda a sus impulsores, Samuel de los Santos y Antonio Escario, dejó patente el carácter innovador de la misma. El responsable de Infraestructuras del Museo del Prado, Víctor Manuel Cageao,  que desde el mes de noviembre pasará a encargarse de la red de edificios de Patrimonio Nacional, incidió en la relevancia de esta pieza arquitectónica dentro de los edificios de museos españoles, «que puede ser considerada una obra maestra de arte contemporáneo dentro de la arquitectura de museos, una intervención relevante y distinta a lo que era habitual en aquel momento».

«El Museo de Albacete -añadía- no surge por casualidad y se debió a la confluencia de una serie de personalidades que colaboraron para llevarlo a cabo, principalmente Samuel de los Santos y Antonio Escario».

El conferenciante subrayó a La Tribuna de Albacete el carácter organicista del edificio y su ubicación  e integración en el Parque Abelardo Sánchez. «La relación entre arquitectura y vegetación, la forma de acceder a él, la disposición de los distintos elementos volumétricos, que hacen que cada una de sus secciones tengan cierta independencia, son claramente elementos diferenciadores».

Cageao reiteró que todo ello hace que se integre bien en el entorno, «a lo que contribuye también los entrantes y salientes o el hecho de que los árboles penetren dentro del edificio, lo que propicia una arquitectura muy viva, es el resultado de un trabajo muy bien hecho y pensado, de hecho 40 años después todavía responde a esa función». En ese sentido, encuadrándolo en la producción de museos española, consideró a Antonio Escario todo un precursor.

En su opinión, hacer de los museos un espacio vivo donde haya mayor confluencia con los visitantes, aparte de la lógica conservación de sus colecciones, y entender el patrimonio como un bien de la comunidad que favorece el enriquecimiento de ésta y genera trabajo y oportunidades culturales está vinculado a esa idea de arquitectura más abierta y participativa.

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