La historia de Almansa sale a la luz

L.B.
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La segunda fase de excavaciones en el Castillo recupera una pieza metálica de dos filos, de mucha antigüedad y que, a falta de los estudios pertinentes, puede tratarse de un arma de combate

El equipo de trabajadoras está perfectamente integrado en las labores de arqueológía. - Foto: L.B.

Enrique Gil, arqueólogo responsable de los trabajos de excavación que se llevan a cabo en el Castillo de Almansa, aseguró a La Tribuna de Albacete, que sin el decidido apoyo de la alcaldía de Almansa, la concejalía de Patrimonio y el plan Dipualba Empleo «esta segunda fase de excavaciones no habría sido una realidad, y en estos momentos no estaríamos disfrutando con un trabajo histórico en un monumento medieval que tiene mucho que decir sobre la historia de Almansa», señaló.

Según indicó el profesor Gil, la segunda fase de excavaciones, ha enlazado directamente con los trabajos de la primera. «Era la primera vez que abríamos el subsuelo del Castillo, y no sabíamos que íbamos a encontrar», señaló.

Con la localización de estructuras constructivas en la primera fase, y resuelto el problema de los escombros que se depositaban, «es cuando se ha planteado la segunda fase para poder dar continuidad a la excavación», dijo.

Los trabajos de la segunda fase consisten en abrir una mayor superficie de terreno para disponer de mayor espacio dado las grandes profundidades  que  se  ya han alcanzado.

Enrique Gil, mostró su esperanza de que «en esta segunda fase podamos dar una respuesta a la morfología y al tipo de construcciones que existían antiguamente  en la zona del Patio de Armas».

Es constante y abundante  la aparición de restos cerámicos y ladrillos, así como restos de las distintas construcciones, «pero el hallazgo más relevante hasta el momento -señaló Gil- ha consistido en una pieza que, a falta de un estudio pormenorizado, se puede datar en varios siglos».

una daga. Se trata «de un arma blanca, cuyas condiciones de conservación no son muy buenas debido a su antigüedad. Eso quiere decir que, más allá de  la determinación de que estamos ante un arma blanca que puede ser un cuchillo, daga o puñal de grandes dimensiones, todavía podemos afinar hasta que avancemos en el estudio de la pieza».

Se trata de un arma aguda, que posee  bien a la vista dos filos, con una canaladura central para la entrada de aire en las heridas, que no conserva de la empuñadura más que la parte metálica que, en su orígen,  estaría embutida dentro de la misma. «Lo que deducimos al verla  es el hecho de que no es un elemento que tenga  un carácter culinario, sino que se nos antoja similar a armas que están claramente orientadas al uso en combate», subrayó Gil.

Respecto al equipo de trabajo, Enrique Gil, señaló que las chicas contratadas «han superado felizmente el proceso de aprendizaje y conocimiento de las técnicas de trabajo, y a mes y medio de inicio de la segunda fase  se encuentran perfectamente integradas a las labores arqueológicas», señaló.