La banda sonora de la ciudad

M.M.B.
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La Sinfónica Municipal, que realiza más de 80 actuaciones al año, estrena temporada con un concierto en el Teatro Circo

Las tablas del Teatro Circo han sido el escenario elegido por la Banda Sinfónica Municipal para la apertura de su temporada invernal. Un pasodoble abre el programa que el conjunto filarmónico que dirige Santos Gabaldón ha preparado para este concierto, en el que habrá también zarzuela, oberturas originales para banda y algo de pop.

«Tocamos todos los registros», subraya el director de esta familia musical integrada por 43 músicos, además de quien lleva la batuta, que son quienes conforman la plantilla de la única banda profesional que hay en Castilla-La Mancha. Por delante tienen un año con más de 80 actuaciones previstas, además de pasacalles, desfiles y cualquier otro acontecer de la ciudad que haya que solemnizar.

Hace casi un año que se produjo el relevo en su dirección. Tras la marcha de Francisco Grau Vegara, que estuvo tres temporadas al frente de la agrupación musical, se ha producido una cierta transición y se ha renovado el repertorio. «La Banda -dice su director- atraviesa un momento muy bueno; siempre lo ha tenido porque sus músicos son excelentes y eso te da calidad», recalca Gabaldón, quien resalta que la de Albacete está posicionada como una de las mejores bandas municipales. «Era la gran desconocida, pero en la época de Fernando Bonete se le dio un gran auge y popularidad que  hizo que la gente la descubriera».

El actual director se siente satisfecho con la acogida que les da el público de la ciudad. Cada mes celebran un concierto benéfico en favor de alguna asociación, «y siempre se llenan», subraya Gabaldón, que resalta los 40.000 espectadores que el año pasado disfrutaron con las distintas actuaciones de la Banda Sinfónica de Albacete, «tenemos un público muy fiel, los vecinos nos siguen, llenamos en los conciertos y el público queda satisfecho con los programas que interpretamos».

No todas las ciudades cuentan con una banda municipal de músicos profesionales. Apenas son una treintena en todo el país las que tienen este privilegio y en Castilla-La Mancha es Albacete la única ciudad que hizo esta apuesta hace ahora 25 años.

Su ‘casa’ está en el Auditorio Municipal, en cuyo escenario ensayan cada mañana. Tener músicos profesionales, con dedicación exclusiva, permite a la ciudad tener siempre disponible una banda sonora de calidad.  

Fue en 1991 cuando la corporación que presidía José Jerez decidió convertir la banda de músicos aficionados que funcionaba por aquel entonces en una agrupación musical de profesionales titulados. Aquel proceso se llevó a cabo siendo director Crescencido Díaz Felipe, un músico oriundo de Ayna, que se jubiló un par de años después. Su batuta la cogió Javier Artés, uno de los cuatro percusionistas de la banda, que un año más tarde dio el relevo a Manuel Calero. El almanseño Fernando Bonete le siguió en la dirección en el año 1999, cargo que asumió durante más de una década, hasta que en 2012 la dejó para marcharse a la Banda Municipal de Valencia.

Su primera plantilla la formaban apenas una veintena de músicos, que se completaba con los educandos de una escuela que funcionó hasta finales de los 90, cuando se completó su profesionalización. Hoy toda la banda está conformada por músicos profesionales, asistidos por un operario que se encarga de toda la logística musical, desde atriles a partituras. En su nómina hay 13 clarinetes, cinco saxofones, cuatro percusionistas, tres intérpretes de trompeta, trompa y trombones respectivamente, dos fliscornos, otros dos flautas y dos oboes. De fagot y bombardino hay un único instrumentista, de ahí que en un futuro se piense en completar la plantilla en algunas especialidades, «aunque a corto plazo no está previsto», apunta el director.

Esta agrupación es heredera de más de siglo y medio de historia musical. Una tesis, firmada por Olga Sánchez Huedo, explora la historia de la banda municipal y fija como fecha de su creación 1856, año en el que la corporación contrató a Salvador Saldaña para dirigir una banda para lucimiento de funciones públicas, civiles y religiosas.

Mucho antes existió en la ciudad un conjunto musical para acompañar la vida de la ciudad. La Banda de la Milicia fue quizás la primera banda de música que funcionó en la ciudad, y a ella recurría el Ayuntamiento cuando la necesitaba. Ya en 1844 los músicos reclamaron la tutela municipal para contratar y pagar a un director que les pudiera instruir. El Ayuntamiento empezó a valorar lo necesaria que era una banda para la ciudad y la conveniencia de destinarle un presupuesto, pero el erario público -como siempre- era escaso. Hasta 1856 no lo hizo y fue porque la Banda de la Milicia desapareció.

Sí que es cierto que desde entonces el Ayuntamiento siempre se preocupó porque existiera una banda, aunque los distintos directores no lo tuvieron fácil para mantener una agrupación formada por músicos vocacionales que tenían que compatibilizar sus trabajos como principal fuente de sustento con la música que apenas les proporcionaban pequeños y tardíos ingresos. En 1865 se fijó por primera vez una remuneración para los músicos, pero como decimos a lo largo de la historia de la banda municipal han sido frecuentes las quejas de los instrumentistas por una precariedad económica que, en los orígenes de la agrupación, afectó incluso a la uniformidad y al instrumental.

Aquello es historia y para la historia quedan también las anécdotas de los músicos y directores que han puesto banda sonora a la vida de la ciudad. Como aquel saxofón plateado encargado expresamente en París que la ciudad regaló a Juan Marcos Mas para agradecerle su labor como director o el primer certamen de bandas que se celebró en la ciudad, en la Feria de 1882. Aquellos músicos lo mismo hacían veladas en los paseos de la ciudad que salían a celebrar que se había erradicado una epidemia o había acabado la crisis. Hoy, sus sucesores, siguen estando ahí para festejar cualquier hecho de relevancia social que acontezca en la ciudad.