El doble juego de Tsipras

AGENCIAS
-

El líder de Syriza se muestra dispuesto a aceptar gran parte de las propuestas de sus acreedores pero confirma que se celebrará la consulta y pide un apoyo masivo para el 'no'

 
Tajante, firme y sin hacer concesiones, el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, se dirigió ayer al país, tras un día plagado de rumores e informaciones contradictorias, para confirmar que el referéndum previsto para este domingo sigue adelante, como puerta a una nueva ronda de negociaciones mucho más ventajosa para Grecia. Y con esta idea en mente, volvió a pedir a la población un respaldo masivo para el no, aunque apenas unas horas antes se había mostrado dispuesto a aceptar la mayor parte de las condiciones exigidas por sus acreedores en la última oferta que le plantearon hace unos días. 
«Un no no significa romper con Europa», aseguró el mandatario en una esperada comparecencia en televisión, pues esta postura fortalece, a su juicio, la posición negociadora helena y allana el camino para conseguir una solución mejor. «Decir no es una responsabilidad histórica». 
«El Gobierno griego seguirá aquí el lunes», afirmó Tsipras, añadiendo que «las pensiones y los salarios están a salvo» y agradeciendo al pueblo su calma y sensatez. El político de izquierdas se mostró, además, dispuesto a iniciar nuevas negociaciones tras la consulta popular. Por ello, a última hora del pasado martes envió una nueva propuesta a sus acreedores en la que se mostraba dispuesto a aceptar la mayor parte de sus exigencias con «modificaciones, añadidos o aclaraciones», junto con una ampliación del segundo programa de rescate y la concesión de un tercero. 
El segundo plan de ayudas para Grecia expiró la medianoche anterior a que el mandatario enviara esta misiva, después de que Atenas y sus socios del euro no lograsen alcanzar un consenso. El país fue incapaz de pagar al FMI los casi 1.600 millones de euros de deuda que vencían esa jornada. 
Fuentes del Ejecutivo heleno subrayaron que Tsipras «no aceptó por completo la propuesta de las instituciones», en referencia al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea. No obstante, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, apuntó que la propuesta dl líder de Syriza no clarificaba nada e insistió en que tanto la última oferta de los acreedores como el segundo programa de ayuda ya habían expirado. «Ya no existe nada que rechazar o aprobar», apostilló. 
El presidente francés, François Hollande, instó sin embargo a buscar una solución rápida. «Necesitamos un acuerdo de inmediato», advirtió desde Lyon. «Hablamos desde hace tiempo sobre esto, ahora debe alcanzarse», apuntó. 
Mientras, desde la Comisión Europea se explicó que si se decide elaborar un nuevo programa de ayuda, este podría estar listo para el 20 de julio, día en que vence un tramo de 3.500 millones de euros que Atenas debe reintegrar al BCE. Pero para que se pueda llegar a un consenso es necesario que los acreedores y el Gobierno heleno estén dispuestos a buscarlo, manifestó el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. «Estamos en una nueva situación», sostuvo en referencia al segundo paquete de ayudas. A partir de ahora ya no se hablará de una prolongación del anterior plan de rescate, explicó el vicepresidente, sino de un programa de dos años de duración amparado bajo el paraguas del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). 
 
INCUMPLE LAS NORMAS. Por otra lado, el Consejo de Europa anunció que el referéndum griego no cumple las directrices no vinculantes que establece la ley, particularmente la recomendación de que los votantes tienen que conocer la cita en las urnas al menos dos semanas antes para decidirse. 
De esta forma, la institución subrayó la confusión que muchos griegos sienten sobre el improvisado plesbiscito para aceptar o rechazar las propuestas de los acreedores para un acuerdo de reformas a cambio de dinero. 
El secretario general del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland, destacó que entre estas directrices que marca la ley está que los votantes deben saber del referéndum al menos dos semanas antes de que este se celebre, además de contemplar el envío de observadores para supervisarlo. 
Pese a no cumplir con estas recomendaciones, Jagland aclaró  que el Consejo «no prejuzga el resultado de la consulta». 
Por su parte, el exprimer ministro griego George Papandreu advirtió de que la victoria del no en el referéndum sería una «catástrofe» para el país y mostró su confianza en que el sí se imponga y se forme un «Gobierno de unidad nacional» que aglutine a todas las fuerzas de Grecia. 
«Espero de corazón que Tsipras consiga alcanzar un acuerdo de última hora que le permita revocar la consulta prevista para este domingo o que cambie de opinión y haga campaña por el sí», manifestó el político socialista en una entrevista concedida al diario italiano La Repubblica. 
«Si gana el no nos arriesgamos a una catástrofe: nos deslizaremos lentamente fuera del euro», estimó, subrayando que «los que lo pagarán serán precisamente los pobres y los jubilados a los que le primer ministro dice defender». 
En lo relativo a los posibles resultados que podrían arrojar las urnas, los sondeos desvelan que el 54 por ciento de los griegos planean votar no al acuerdo con los acreedores internacionales, tal y como apuntó una encuesta elaborada por el instituto demoscópico ProRata y publicada por el diario heleno Syntakton. 
Este informe muestra que solo el 33 por ciento de los consultados planea apoyar el sí a las propuestas de la troika. El voto afirmativo, sin embargo, muestra una tendencia al alza tras la decisión del Gobierno griego de imponer controles al capital. 
La encuesta muestra, además, que el 50 por ciento del pueblo heleno cree que es correcta la decisión del primer ministro de convocar la consulta popular al respecto y un 51 por ciento de los preguntados respaldan que el Ejecutivo pida el voto negativo en la cita en las urnas. 
 Tras las restricciones impuestas a los ciudadanos a la hora de sacar dinero en los bancos, el porcentaje de griegos que apoya la postura del Ejecutivo de Tsipras ha bajado del 57 al 46 por ciento. Una amplia mayoría de los consultados, el 86 por ciento, tiene intención de votar en el referéndum.