Dos días después de que se confirmase la muerte del periodista Jamal Khashoggi, un agente del Gobierno de Arabia Saudí comunicó ayer una nueva versión sobre su controvertida muerte en el consulado de Estambul que afirma que iba a ser secuestrado, contradiciendo así, el relato oficial.

Según esta fuente, el Gobierno puso en marcha un programa para persuadir a los disidentes en el extranjero de que vuelvan a Riad para evitar que sean reclutados por enemigos del reino árabe. Khashoggi, conocido crítico de las autoridades del país, era uno de los objetivos.

El plan inicial, según el agente gubernamental, era reunirse con Khashoggi en el consulado y convencerle de que regresara al país. Si oponía resistencia, le trasladarían a una casa segura a las afueras de Estambul hasta tener éxito. De no conseguirlo, lo liberarían.

Sin embargo, las cosas no salieron como estaba previsto. El periodista acudió el 2 de octubre a la oficina consular para tramitar los papeles para casarse. Su prometida, Hatice Cengiz, no pudo pasar y se quedó fuera con instrucciones de que, si no tenía noticias suyas, diera aviso a un asesor del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. 

El equipo saudí interceptó a Khashoggi para llevar a cabo la maniobra de persuasión, pero el periodista rechazó la propuesta de los agentes. Los agentes amenazaron con drogarle y raptarle, y como respuesta el secuestrado elevó el tono.

Para evitar que les descubriera le ataron el cuello y le taparon la boca. «Intentaban evitar que gritara pero murió», reveló la fuente.