«La Constitución fue un salvavidas»

Ana Martínez
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«Apostamos por la Monarquía, pero no absolutista, no donde el Rey gobierna y manda, sino por una monarquía parlamentaria»

El pasado 31 de octubre, España conmemoró el 40 aniversario de la aprobación de la Constitución Española en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Un joven José Luis Moreno se sentaba en uno de los escaños del hemiciclo. Cuatro meses antes había sido elegido diputado nacional por Albacete por la UCD, en las primeras elecciones democráticas que se celebraban en este país.

¿Cómo recuerda aquel día?

Recuerdo a todos los diputados abrazándonos por haber participado en una votación histórica. A mi lado se encontraba el socialista catalán, Julio Busquets, un gran parlamentario. Sentimos una tremenda satisfacción por aprobar algo que teníamos comprometido: hacer una Constitución para todos. Fue el primer gran objetivo de aquella primera hornada de parlamentarios.

¿Por qué tanta satisfacción?

Porque aprobábamos la primera Constitución que en España se hacía entre todos, la primera que nació del consenso, la única que votó el pueblo. Este país ya había tenido siete u ocho constituciones, golpes de estado, dictaduras y efectivamente despropósitos desde el punto de vista autonómico, de nacionalismos, de clases sociales, huelgas generales, opresión, cárceles… Los que conocíamos y habíamos vivido parte de la historia más contemporánea de este país no queríamos que se repitiera y así nació el espíritu del consenso.

¿Por qué se optó por elaborar una Constitución?

Había pocas fórmulas que escoger: o la continuidad del franquismo, que no la quería nadie, o una ruptura que suponía asumir una serie de riesgos militares, económicos, sociales, judiciales… Nos quedaba la vía de la reforma, opción que no sólo aglutinó a Adolfo Suárez y al Rey, sino a muchas fuerzas políticas, incluyendo el Partido Comunista y a un PSOE regido por Felipe González y Alfonso Guerra, que para mí fue un binomio imprescindible en la Transición. Tuvimos la suerte de que no ganara nadie las primeras elecciones, porque eso propició el consenso. Se acordó que los grupos parlamentarios elaborasen una Constitución y se eligieron a siete ponentes: Miquel Roca, Jordi Solé Tura, Manuel Fraga, Peces Barba, José Pedro Pérez Llorca, Miguel Herrero de Miñón y Gabriel Cisneros.

 

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