Libros nuevos contra libros usados

ANA MARTÍNEZ
-

La venta del libro de texto usado pone en riesgo la supervivencia de comercios de pequeño formato

Desde que terminó el curso escolar en junio, las librerías están recibiendo un constante goteo de reservas de libros de texto de cara a septiembre, ya que este año, como el anterior, los centros educativos fueron previsores y avanzaron todo lo que pudieron la lista de títulos y editoriales escogidas para facilitar esta tarea a los padres.

«Este año va a ser muy similar al pasado», intuye el presidente de la Asociación de Librerías y Papelerías de Albacete, José Herreros, que explica que las reservas de libros para el curso 2018-2019 se están produciendo «poco a poco» y gracias a que, entre otras cuestiones, prácticamente el 95% de los volúmenes son los mismos del año pasado, «lo que tranquiliza bastante a las madres y padres de alumnos».

Aunque esta característica también tiene su lado más negativo para el sector: la reventa.

Hay que tener en cuenta que la adquisición de libros de texto para cada curso que comienza supone un importante gasto mensual para la unidad familiar, que se agrava cuantos más hijos en edad escolar tiene el matrimonio. Según el presidente de la Asociación de Librerías y Papelerías de Albacete, el gasto medio por cada alumno de Primaria será este año de unos 200 euros, 100 más para Secundaria, aunque es cierto que hay cursos en la ESO que llevan algún libro más. A eso hay que sumar todo el material escolar que necesita un estudiante y aquellos cuadernos y demás utensilios que le vayan requiriendo los profesores.

No obstante, muy pocas son las familias que compran los lotes completos de sus hijos, incluso los hay que «sólo vienen a por los cuadernos de ejercicios o a por uno o dos libros concretos que no han conseguido de segunda mano», aclara José Herreros. Se sienten impotentes ante una circunstancia contra la que poco se puede hacer. Esto a pesar de que la venta de libros de texto supone un porcentaje importante en la facturación anual del sector, incluso se convierte en el único artículo que, de desaparecer, podrían en peligro a las pequeñas librerías, sobre todo en las grandes ciudades donde tienen que competir con grandes superficies, grandes establecimientos especializados y también con la venta de libros que se oferta desde algunas asociaciones de padres y madres y colegios privados.