El Barcelona se clasificó ayer a las semifinales de la Copa del Rey al vencer por 2-3 en campo del Atlético de Madrid gracias al gran uso del contraataque y la sobreexcitación de su rival.

Fue un encuentro en el que todos los goles llegaron en la primera mitad, aunque también se hablará mucho de la polémica arbitral. El duelo nació con la ventaja azulgrana de la ida (1-0) y la primera parte fue de auténtica locura. Hubo más goles que ocasiones, unas cuantas fricciones y clamorosos errores que perjudicaron a los dos equipos. Y todo esto bajo la caldera que fue el coliseo madrileño.

El Atlético se encontró con la eliminatoria igualada casi antes de saltar al campo, porque apenas tardó 38 segundos en marcar. Mascherano envió el largo, Messi no acudió al balón y su rival montó un contraataque que culminó Torres con un disparo pegado al palo.

El equipo de Simeone tenía el duelo donde había soñado, pero no logró rebajar su excitación, que ya no le convenía. Y producto de un grave error defensivo, con casi todos los jugadores volcados en el área rival, y un gran contraataque azulgrana llegó el empate.

Ocurrió a los nueve minutos y fue una gran combinación del tridente del Barça, que aprovechó la falta de atención de la zaga local. Messi abrió para Luis Suárez y el uruguayo pasó a Neymar para que marcara con un disparo cruzado.

El conjunto local no mostró desmayo ante un Barcelona que decidió jugar claramente al contraataque. Al rescate rojiblanco acudió Gil Manzano, que vio dentro del área una entrada de Mascherano que sucedió fuera, y Raúl García marcó de penalti.

Sin embargo, la fortuna acudió en apoyo de su oponente a la media hora. Fue con un saque de esquina que propició el autogol de Miranda. Y el Barcelona metió el partido de nuevo en el congelador.

Faltaba la segunda aparición importante del árbitro antes del intermedio y ésta llegó a los 41 minutos, cuando no vio un penalti favorable al Atlético por una mano de Jordi Alba en el área. El Barcelona montó otro contraataque fulminante que concluyó con un pase de Alba, precisamente él, y el tanto de Neymar.

Altercado. Como si fuera poco, la primera parte terminó con incidentes entre los jugadores. El Atlético le recriminó a Neymar sus supuestas burlas tras el tanto y muchos jugadores se empujaron. La fricción tuvo consecuencias: el local Gabi no comenzó la segunda parte porque fue expulsado.

Ahí acabó la eliminatoria. El Atlético quitó a Griezmann y puso a Saúl. Fue su renuncia, casi lógica, a pelear más. El Barça entendió lo mismo y jugó andando.

Pero el árbitro se reservó una tercera aparición estelar. Arda Turan le tiró con violencia su bota al juez de línea, a quien no dio por centímetros. El colegiado solo le enseñó al turco la amarilla por una acción antideportiva que dará la vuelta a todo el mundo.

El Atlético siguió dando muchas patadas con Neymar como gran objetivo. Sorprendió que Luis Enrique mantuviera en el campo al brasileño durante 76 minutos. Se expuso a una lesión. El equipo de Simeone terminó con nueve por la expulsión de Mario Suárez por una patada a Messi. Fue el reflejo de la agresividad mal entendida del Atlético.

Al conjunto rojiblanco le sobró excitación y el Barcelona se acabó llevando un partido que comenzó en combustión y acabó gélido. Su uso del contraataque y su mayor templanza sentenciaron su pase a semifinales ante un rival con graves errores emocionales.