Cospedal, después de Cospedal

C.S. Jara
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Las filtraciones conocidas esta semana han precipitado la caída de la que fuera todopoderosa líder del Partido Popular en Castilla-La Mancha. La fidelidad a la figura que querían convertir en presidenta de honor, se ha convertido en distanciamiento

Cospedal, después de Cospedal - Foto: David Pérez

«Quiero ser la primera mujer que dirija el PP y la primera que presida el Gobierno de España». Era el 20 de junio pasado y parecía que en la biografía política de María Dolores Cospedal García (Madrid, 1965) quedaba mucho por escribir. Diez años al frente de la Secretaría General del Partido Popular, cuatro como presidenta de Castilla-La Mancha, algo menos de dos como ministra de Defensa avalaban a la mano derecha de Mariano Rajoy, recién desalojado del Gobierno por una moción de censura. Pero contra todo pronóstico, su partido no la secundó y Cospedal no pasó el corte de la primera ronda de las elecciones primarias a la Presidencia del PP, que encumbraron a Pablo Casado.     

Castilla-La Mancha, en cambio, no la falló. Ganó las primarias en las cinco provincias, con más de un 65 por ciento de los votos de la militancia. Pero la fidelidad que había sobrevivido a la derrota no ha podido pocos meses después con el tsunami que han levantado la revelación de sus conversaciones con el excomisario Villarejo. El pasado miércoles María Dolores Cospedal colgaba un extenso comunicado en su perfil de Twitter, el de su renuncia al escaño de diputada en el Congreso por la provincia de Toledo. Era su abandono total de la actividad política, después de 20 años en los que ha pasado por todas las instancias posibles. 

De esa larga trayectoria, los años vitales están ligados a Castilla-La Mancha, donde una desconocida Cospedal, todavía con el «de» por delante, aterrizó el 26 de mayo de 2006. Fue el día en que Génova anunció por sorpresa y después de meses de especulaciones que la entonces consejera de Transportes de la Comunidad de Madrid sería la candidata a la Presidencia de Castilla-La Mancha. De golpe el entonces presidente regional del PP José Manuel Molina anunciaba su paso atrás para ceder al fichaje el liderazgo del partido, una abogada del Estado de 40 años que hacía apenas unos días acababa de dar a luz a su único hijo. 

Se inició para Cospedal su andadura castellano-manchega, con doce meses justos hasta las elecciones autonómicas en las que no consiguió arrebatar el Palacio de Fuensalida al socialista José María Barreda, pero sí al menos arañarle tres escaños. Los ‘populares’ de la región, eternamente enfrentados, habían encontrado a su líder, que un año después, en el congreso de junio de 2008, daba otra vez la sorpresa al convertirse en secretaria general del partido, bajo el liderazgo de Mariano Rajoy, con el que ha mantenido el tándem durante una década. 

La fallida reforma del Estatuto, la caída de Caja Castilla-La Mancha, la quiebra del aeropuerto de Ciudad Real o el cambio de la ley electoral fueron los principales frentes en los que la política fue adiestrando mano dura con la que tanto castigaba a los oponentes políticos como sostenía las riendas del partido, fuera y dentro de la región. A pesar de todo en varias ocasiones se vio arrollada por la eficaz maquinaria del PSOE y no se libró de la polémica ni en su boda con Ignacio López del Hierro, una celebración discreta con apenas un centenar de ilustres invitados en el toledano Cigarral de las Mercedes. El PSOE la reprochó que en el banquete se había servido vino de Aragón. 

Presidenta de CLM.  En 2011 redondea el hito en el PP con el triunfo electoral enCastilla-La Mancha, desbancando al PSOE de Barreda. Con la difícil coyuntura económica que se atraviesa en ese momento, la mano dura se hace de hierro con una política de recortes que se extiende prácticamente a todos los ámbitos de la región. Es el llamado plan de garantías, que contempla un tijeretazo de más de 1.800 millones de euros al gasto de la Junta de Comunidades y que alcanza a los sectores más sensibles al ciudadano que son también los más costosos. Se paralizan obras, se cierran instituciones, se reduce el número de diputados regionales y se eliminan sus sueldos. Todo bajo el mantra de la reducción del déficit y el equilibrio presupuestario que el entonces vicepresidente de la Comisión Europea y actual presidente del Palamento Europeo, Antonio  Tajani aplaude como el ‘modelo Cospedal’, que considera exportable a toda Europa.

Revalidó por unanimidad la Secretaria General del PP, pero no pudo hacer lo mismo con el sillón de Fuensalida, después de perder la mayoría en la Cámara. Fue el principio de su alejamiento de la región, que certificaba en septiembre pasado, cuando cedía el testigo a Núñez. Mientras deshojaba la margarita sobre su futuro político, las revelaciones de las grabaciones con Villarejo han acabado por colocarla en una posición imposible y este miércoles cedió. 

La todopoderosa líder, hacia la que se deshacían en elogios, en ocasiones rozando el bochorno, ha pasado de un plumazo a la historia. En un tiempo récord, que es el que han tardado sus pupilos en marcar distancias. Empezando por su sucesor en la Presidencia del partido en Castilla-La Mancha, Francisco Núñez, que ha repetido los medidos cumplidos de su jefe de filas y a quien todavía le quedará solventar el entuerto sobre una anunciada Presidencia de honor del partido que ya no será posible consumar.