Rubén Pinar ganó una etapa de 'puertos' blandos

PEDRO J. GARCÍA
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El diestro albaceteño cortó la única oreja en un festejo en el que Joselito Adame fue ovacionado tras despachar al quinto de un encierro con poco fondo

Derechazo de Rubén Pinar al sexto de la tarde. - Foto: RUBÉN SERRALLÉ

La Vuelta Ciclista a España transcurre por los Pirineos y ayer vivió su etapa reina, con final en Francia, como homenaje al Tour y en esta etapa con varios puertos de montaña, el galo Geniez fue profeta en su tierra y ganó. A muchos kilómetros, en Albacete, comenzó la Feria Taurina y también hubo una etapa taurina con cinco ‘puertos’, pero no de montaña, sino astados de la ganadería de Puerto de San Lorenzo. Y, al igual que Geniez, Rubén Pinar fue profeta en su tierra, porque realizó la más brillante de una tarde nublada, con lluvia incluida, con el quinto ‘puerto’, al que cortó una merecida oreja, con el premio para el astado del pañuelo azul y la pertinente vuelta al ruedo, algo que se antoja excesivo para el astado salmantino.

La etapa taurina de ayer comenzó con poco interés, sin escapadas que reseñar, porque ninguno de los toreros encontró el terreno propicio, materializado en los toros a los que se midieron, para lanzar el ataque preceptivo en busca del triunfo. Fue preciso esperar a la recta final de la carrera, cuando Joselito Adame, sin ‘puerto’, porque se rompió la pezuña de la mano derecha y vio el pañuelo verde de la devolución, pero sí con un astado de Alcurrucén, un manso encastado con el que el mejicano, bajo la lluvia, quiso demarrar para buscar el triunfo, aunque su ataque fue a menos y todo quedó en una ovación.

Rubén Pinar, con el sexto sí lanzó el ataque definitivo, que le llevó a ganar la etapa tras lograr una merecida oreja en una etapa taurina que centró todo su interés en la recta final, como si fuera un calco de una jornada de ciclismo de montaña, donde el último puerto es el definitivo. En la Chata sucedió eso también, que el último toro de Puerto de San Lorenzo fue el propicio para atacar con fuerza y lograr la primera oreja de la Feria de Albacete, con mucha fuerza y que le ha valido para coger la sustitución del convaleciente Manuel Escribano, según fuentes cercanas a la empresa.

pinar fue el triunfador. El tobarreño Rubén Pinar ganó la etapa de la primera corrida de abono, pese a que no se le pusieron las cosas bien de principio, ya que su primer enemigo, el tercero de la tarde, fue el más deslucido del encierro. Ante este astado, Pinar puso voluntad, pero la mala condición del burel, unida a su poco fondo, tanto de casta como de fuerzas, que fue la tónica general de la corrida de la ganadería salmantina, ocasionaron que la faena no tuviese momentos destacados y tras un pinchazo y una estocada casi entera, Pinar vio silenciada su labor. Misma suerte que corrieron sus compañeros de terna, por lo que al descanso de la primera de abono el bochorno, meteorológico y taurino, era la nota predominante en la plaza.

Cambió por completo la etapa para Rubén Pinar con el último ‘puerto’, de nombre Malvarrosa, que fue el mejor del encierro. Saltó al ruedo tras la lluvia, ya con más claridad, y pese a que salió suelto, como el resto, fue propicio para que un gregario del torero albacetense se luciese. Fue Daniel López, el picador, quien dejó su vara en todo lo alto y aguantó el empuje del astado en el caballo en un puyazo que caló, como la lluvia, hondo en los aficionados, que despidieron con una ovación al picador de la tierra. Daniel López preparó el terreno para que Rubén Pinar diese el ataque definitivo en la etapa taurina y lo hizo con su faena de muleta, ante  un toro que, como el resto de la corrida, blandeó, por lo que Pinar le corría la mano con la muleta a media altura, porque al bajarla el astado doblaba. La faena discurría por el camino de la entrega, hasta que el diestro local se cambió la muleta de mano y comenzó a torear al natural. Ahí cambió el panorama y la sosería se transformó en transmisión, los muletazos a media altura en templados naturales y el toro descompuesto en un astado entregado en la muleta. Pinar cimentó su faena en el toreo al natural, ya que ahí es donde sacó lo mejor y cuando el toro se apagó puso el colofón con un doble circular y ayudados que dieron lucimiento a su faena, rematada con una estocada en todo lo alto que no fue suficiente para hacer doblar al toro. Necesitó un descabello antes de que el toro doblase y pudiese celebrar su triunfo de etapa, paseando una oreja por el ruedo.

Joselito Adame fue el otro protagonista de la etapa con el sobrero de Alcurrucén, un toro encastado que le permitió comenzar su faena con mucha transmisión, por la entrega de toro y torero, lo que caló, además de la lluvia, en el tendido. No duró mucho el toro y Adame se empeñó en alargar una faena que fue a menos, deslucida con dos desarmes, y que no remató bien con la espada. Le valió para escuchar una ovación. Antes, con su primero, también protagonizó una faena de más a menos, como su enemigo.

Aguilar fue el que peor suerte corrió en esta etapa, ya que su primer astado se dañó la mano derecha y su seria faena no pudo tomar altura, además de rematar mal con la espada. Pero condición tuvo su segundo enemigo, con una embestida descompuesta, sin clase y que pocas opciones dio al diestro.