Tarde de pesadilla con toros y toreros en el viernes 13

PEDRO J. GARCÍA
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La corrida de Alcurrucén, bien presentada, fue mansa y el diestro Daniel Luque, muy aliviado, paseó una oreja del tercero de la tarde, uno de los más manejables

Tarde de pesadilla con toros y toreros en el viernes 13

En España, el peor día para los supersticiosos es el martes 13 y en el mundo taurino, dado a este tipo de creencias, eso se tiene muy en cuenta, pero ayer fue viernes 13, que es considerado mal día en las culturas anglosajonas, porque, según recogen distintos datos históricos, un viernes 13 de octubre de 1307, la orden de los caballeros templarios fue perseguida por la Santa Inquisición, arrestándoles masivamente esa misma noche en Francia. El motivo fue la suposición de que los caballeros se reunían a realizar celebraciones paganas, practicar la herejía y la actividad homosexual y, por ello, fueron asesinados o condenados a la hoguera, en una matanza colectiva. Muchos de los caballeros huyeron y pudieron salvarse, llevando consigo secretos que han dado margen para muchísimas especulaciones.

Viendo el desarrollo del festejo, uno pensó que, quizás, mientras se desarrollaba la corrida de toros, nos habían conquistado los de Gibraltar y que ya estábamos bajo su influjo inglés y, por tanto, con las mismas costumbres, incluida la del viernes 13. Porque la tarde de ayer estuvo gafada, con una corrida mansa, con algún toro que se salvó en la muleta, y con unos toreros que también parecían tocados por la jornada de mala suerte, porque ni el que cortó una oreja, Daniel Luque, estuvo afortunado con el astado más potable del encierro. Recordando los datos históricos de esta superstición, al igual que los caballeros templarios, ganadero y toreros practicaron su particular herejía de la Fiesta, porque cogiendo una de las acepciones de la palabra, «disparate, acción desacertada», podemos decir que es lo que vivimos ayer en la plaza con toros y toreros, una acción desacertada por ambas partes, un despropósito, la peor manera de animar a la afición, aunque esperemos que sea el garbanzo negro de una Feria Taurina que, hasta ayer, marchaba por la senda del triunfo. Ayer, maldito viernes 13, se torció todo, con la mansa corrida de Alcurrucén y con los apáticos toreros que no aprovecharon a los toros más potables, sobre todo a los manejables primero y tercero -éste principalmente- y al encastado quinto, con el que uno de los toreros más en forma del momento,Fandiño, pasó de puntillas.

una oreja para luque. El mejor parado en esta tarde de pesadilla fue Daniel Luque, quien paseó la única oreja que se cortó en este festejo. Lo hizo en el tercero de la tarde, un toro manso en los primeros tercios, pero que fue manejable con la muleta. Planteó bien la faena, para que el toro le durase, aunque estuvo muy aliviado en su toreo por ambos pitones, aunque estuvo más templado al natural y lucido en el remate final con ayudados por bajo y el del desprecio. Su labor tuvo ligazón en las series, pero le faltó ajustarse para que hubiese tenido más transmisión. Media estocada trasera fue suficiente para cortar una oreja.

Peor suerte tuvo con el segundo de su lote, el menos potable de la tarde, cuya faena brindó al público, en lo que fue otro pasaje de pesadilla, porque cuando los toros se brindan es porque has visto algo de lo que poder sacar beneficio. Y con ese toro, manso, rajado y refugiado en tablas era imposible, por lo que todo quedó en un quiero y no puedo. Un pinchazo hondo fue suficiente para despachar a un toro que fue pitado en el arrastre, mientras que la actuación de Daniel Luque fue silenciada por un respetable que salía con la decepción de una mala tarde de toros y toreros.

fandiño, de paso. Iván Fandiño era uno de los toreros más esperados por el momento dulce que atraviesa, pero con el manso que le correspondió en primer lugar poco pudo hacer y con el encastado quinto poco quiso hacer. Cuestión de actitud, que ayer le faltó a un Fandiño que vivió su primer momento de desánimo ante el corrido en segundo lugar, un toro sin clase ni entrega, con el que puso voluntad en pos de arrancarle los muletazos, por lo que su labor fue ovacionado.

Con el quinto de la tarde cambió la historia. El toro, en la línea de mansedumbre del encierro, sacó casta, pero el torero nunca estuvo firme, ni templados, con muchos enganchones en una faena que nunca tuvo visos de tomar altura. Aquí no hubo apuesta, ni entrega, ni mando por lo que el conjunto fue de nota baja, incluyendo el desacierto con los aceros, lo que ocasionó que el toro fuese aplaudido en el arrastre y el torero pitado.

Ferrera también tuvo un toro al que debió sacar más partido. Fue el primero de la tarde, un astado manejable que tuvo mejor condición por el pitón izquierdo, aunque Ferrera no apostó por el toreo al natural, que es el que le hubiese propiciado que su faena subiese de tono. Se perdió en sumar pases y, tras una pésima estocada, escucho pitos.

El segundo de su lote fue de peor condición y Ferrera puso voluntad, entre los tendidos siete y ocho, con poco lucimiento y alargando en exceso una faena en la que se puso pesado con tanto pase sin calado alguno. Tras un pinchazo y una estocada caída vio silenciada su labor.

¡Maldito viernes 13!