El Albacete tenía que hacer los deberes para meter pie y medio en el liderato final, como así dijo Luis César en la previa. Y el conjunto manchego no falló ante la UD Melilla. Aunque el triunfo llegó por la mínima y con gol en propia puerta de los norteafricanos, lo cierto es que el Albacete fue muy superior y mereció la victoria.

Con la derrota de La Hoya en su propia casa frente al Almería B, un sólo punto falta al conjunto manchego para ser campeón de grupo. Es más, como La Hoya juega a las 12 del domingo ante el Córdoba B y el Albacete lo hace a las 18 horas frente al Almería B, si los murcianos no ganan, el Albacete sería matemáticamente campeón antes de jugar su partido.

Pero como eso ya será otra historia, el encuentro frente al Melilla  comenzó con un Albacete dominador y un rival con la intención de cortar a base de juego duro la propuesta de fútbol de los manchegos. El árbitro no estuvo a la altura y no supo cortar esas entradas a destiempo y muy duras que hicieron mella en los jugadores locales con menos capacidad para aguantar mentalmente esa presión y se desvanecieron  como azucarillos.

El Albacete no quería especular y desde el primer momento se fue a por el partido, llegando la primera gran ocasión a los seis minutos y con el protagonismo, no podía ser de otra manera, que de César Díaz, que sigue mostrando su gran momento de forma. El de Villamalea cruzó perfectamente sobre la salida del portero el balón perpendicular puesto por Rubén Cruz, y el balón se encaminaba hacia la red cuando apareció Bolaños para evitar el tanto.

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