«Mi madre me dijo que el toreo tenía cosas grandes para mí»

Pedro Belmonte
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Borja Jiménez, el matador de toros de Espartinas, se desplazó hasta nuestra ciudad para torear en la plaza de Hellín y compartir mesa y mantel con la tertulia 'Los Sabios del Toreo'

Borja Jiménez. - Foto: Pedro Belmonte

Fue sin duda el torero revelación de la temporada 2023, con un final de ensueño al cortar tres orejas a tres toros de Victorino Martín en la plaza de Las Ventas el 8 de octubre en la Feria de Otoño.

Un torero muy capaz al que no le han puesto las cosas fáciles, debiendo no desfallecer en años en los que no llegó a vestirse de luces. Ahora todo es distinto. Está anunciado en las principales ferias, ya lo hizo en Castellón, donde triunfó y en Valencia, además de tener por delante Sevilla, Madrid y todos los abonos en los que se han presentado los carteles. Es su año y su amor propio no le permitirá que se le vaya el tren. Apuntó y disparó en 2023, ahora es el año de la consagración para que nadie pueda bajarlo de los primeros puestos del escalafón. Pudimos hablar con el torero sevillano, con motivo de su actuación en Hellín, el día 23, de donde salió en hombros junto a sus compañeros Manuel Escribano y Cristian Pérez y el día anterior se desplazó hasta nuestra ciudad para compartir mesa y mantel con la tertulia Los Sabios del Toreo.

Naciendo en Espartinas hay que ser torero. «Es una tierra de toreros, antes el referente era la familia Espartaco y ahora la familia Jiménez».

Una gran carrera como novillero. «Mi etapa de novillero fue fuerte, fui a prácticamente todas las ferias de primera y todas las ferias de novilladas, con Puerta del Príncipe en Sevilla, en Pamplona, El Puerto, Zaragoza, Arles y muchas otras y además antes había debutado con picadores en la Monumental de Méjico. Una etapa de novillero, como digo, muy fuerte, gané muchos bolsines. Tomé la alternativa en Sevilla el Domingo de Resurrección, la tarde más importante del año con Espartaco y Manzanares y toros de Juan Pedro Domecq y además pude triunfar, cortando una oreja y a partir de ahí se complicó mi carrera, con ocho años toreando muy poco hasta el año pasado que confirmé en Madrid ocho años después de haberla tomado y a partir de ahí fue la eclosión, pero como digo, han sido ocho años bastante complicados».

Novillero. No hay causa para ello. «La verdad es que no sé que pasó. A veces lo pienso y habiendo tenido una etapa de novillero tan fuerte, no sé qué pudo ocurrir y quiero pensar que a lo mejor no tenía la madurez suficiente y no estaría lo suficientemente cuajado para competir en el escalafón con las figuras. Pero bueno, al final la vida ha querido que esperara un tiempo para que de verdad esté cuajado para cuando me pongan con las figuras, poder competir con ellas».

Tenía un plan B, porque había terminado la carrera de Ingeniero Agrónomo y durante esos años que no toreaba a penas, trabajó de ingeniero. «Estuve en la Certificadora de Cerdo Ibérico durante dos años. Cuando el toro no me daba estabilidad económica, la necesitaba por otro lado y he tenido la suerte que los ganaderos me han tratado muy bien y he tentado mucho y además cuando estudiaba y trabajaba nunca he dejado mi entrenamiento diario y lo he acoplado todo para compatibilizar mi entrenamiento y estudios o trabajo. Tenía la dureza de que las horas estaban muy contadas y hacía sobre 40 tentaderos al año, pero gracias al esfuerzo que hice esos años, ahora se están viendo recompensadas. Los tentaderos y torear de salón es lo que me mantenía la llama encendida y aunque no tuviera corridas, entrenaba como si tuviese 60 corridas firmadas, muy concentrado como si estuviese ante un toro en la plaza y así me servía y me hacía sentirme torero».

Complicaciones. Algunos pensamientos de tirar la toalla. «Hubo momentos, justo antes de la pandemia, que se puso la cosa bastante complicada, sobre todo psicológicamente, porque cuando uno se implica al cien por cien en esta profesión y sabe lo que quiere, pero los contratos no llegan sin saber los motivos exactos de esa situación. Los profesionales hablan muy bien de ti, pero ninguno apuesta por ti y llevaba desde 2016 sin tener apoderado hasta el año pasado que me empezó a llevar Julián Guerra, todo esto me hacía dudar porque nadie quería apoderarme, llegué a un punto que dudé de mí mismo y si de verdad tenía condiciones para ser torero. Pero gracias a Dios he tenido una familia que me ha apoyado, con unos padres que se han implicado conmigo al máximo y son los que me han dado la motivación para tirar para adelante y gracias a todo eso estoy viviendo hoy día unas cosas que, si me hubiese aburrido y hubiese tirado la toalla, estaría ahora en una oficina».

Y llega Julián Guerra. «Como antes decía, antes de la pandemia estuve a punto de no torear más, incluso lo hablé con mi madre y ella me dijo una frase que siempre tendré guardada el toreo tiene algo muy grande guardado para ti, sigue adelante y cuando me dijo eso, se me cambió el chip negativo que tenía y comencé con una mentalidad positiva. Entró la pandemia y cuando pudimos salir, empecé a torear muchos toros en el campo y con cada uno de ellos, traspasaba una línea de esas que son difíciles de pasar y me di cuenta que podía ser alguien en el toreo y cuando cogí plena confianza con los toros, coincidí con Julián en un tentadero y este apoderamiento me ha cambiado la situación profesional mía».