La Junta de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Albacete, antes de las 10 horas, que era cuando estaba previsto que comenzase la procesión del Encuentro,  anunciaba que quedaba suspendida por inclemencias meteorológicas, ya que la lluvia no daba tregua. 

En el mismo comunicado indicaron que se programaba, para las 12 horas, una oración en el interior de la Catedral, algo completamente acertado, dadas esas adversas circunstancias que impedían la salida de tan querida procesión. Una oración que se transformó en Encuentro en el interior del templo, con presencia de costaleros, músicos, cofrades y un reducido grupo de fieles que pudieron acceder a la Catedral, que quedó pequeña, con muchos albacetenses que aguardaron a las puertas de la misma para intentar ver ese encuentro especial.

Un acto que contó con la presencia del obispo de la Diócesis de Albacete, Ángel Fernández Collado, así como del alcalde de la capital, Manuel Serrano, y las concejalas Lucrecia Rodríguez de Vera y Rosa González de la Aleja, que acompañaron a la Junta de Cofradías en el entrañable acto. 

Poco antes de las 12 horas, en el interior del templo, tras una oración, Nuestro Padre Jesús Nazareno avanzó para encontrarse con San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Dolores, con las imágenes portadas y bailadas por sus costaleros, con participación de las bandas de cornetas y tambores, entre aplausos y vítores. 

Un acto distinto, que resultó  también de gran belleza, por el incomparable marco de la Catedral albacetense. Por fin, poco después de las 12 horas, se producía el Encuentro entre Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Verónica, con el esforzado trabajo de costaleras y costaleros, por lo reducido de las dimensiones donde tuvieron que llevarlo a cabo, con sus bailes correspondientes a las imágenes, llenos de plasticidad y belleza. No faltaron las marchas procesionales en el mismo. 

Costaleros, músicos y cofrades dieron lo mejor de sí mismos para llevar a cabo este Encuentro tan distinto al que los albacetenses están acostumbrados, en una Catedral que, poco antes de comenzar el acto, era despejada de bancos por cofrades y costaleros realizar el mismo. Para finalizar, todas las bandas de cornetas y tambores presentes interpretaron la Marcha Real, entre vivas y aplausos de todos los presentes en San Juan.