Entre hilos anda el juego

A.M.
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La asociación cultural Bolilleras de Chinchilla logra reunir a 250 encajeras en su undécimo encuentro nacional

La exhibición de bolillos se realizó en el Claustro de Santo Domingo de Chinchilla. - Foto: Rubén Serrallé

Dicen que de todas las labores textiles que se realizan a mano es la más difícil. La industrialización casi la machaca pero, por fortuna, las mujeres amantes de esta afición no han permitido que esto ocurriera, hasta tal punto de que hoy en día vuelve a estar de moda. Son los encajes de bolillos, una labor muy dificultosa cuya realización es muy esquemática y organizada, pero que tiene multitud de posibilidades y aplicaciones tanto para la ropa de hogar y ajuares como para la moda y los complementos.

Precisamente, con el fin de aprender nuevas técnicas y mostrar nuevos trabajos, la asociación cultural Bolilleras de Chinchilla celebró ayer la undécima edición de su encuentro nacional, en el que se dieron cita 250 encajeras procedentes de diversos puntos del país como Huelva, Alicante, Murcia, Cuenca, Toledo y numerosas localidades de la provincia de Albacete.

Un encuentro que se organiza para «compartir picaos, enseñar lo que hemos realizado en el año y aprender las técnicas que se realizan en otras ciudades europeas con gran tradición en el encaje». Así lo relata la secretaria de la asociación cultural Bolilleras de Chinchilla, Ana Huedo Correoso, quien recuerda que el origen de los bolillos se remonta al siglo XVI, aunque no es hasta el XVIII cuando adquiere un importante auge a nivel europeo.

Sin embargo, con la llegada de la industrialización, el encaje de bolillos inició un preocupante declive, una muerte que han evitado asociaciones de bolilleras como la de Chinchilla, que no sólo evitaron la desaparición de esta labor, sino que han conseguido elevarla a la categoría de artesanía cultural. Gracias a encuentros como el que ayer tuvo lugar en el Claustro de Santo Domingo de la ciudad medieval, el bolillo es practicado hoy por niñas y mujeres jóvenes, así como por algunos hombres que, curiosos, se están acercando a esta complicada labor que ofrece un sinfín de técnicas, estilos y materiales diferentes.

Para muestra, un botón. La exposición montada por las bolilleras de Chinchilla exhibía ayer desde el encaje más tradicional y básico hasta puntillas y abanicos elaborados con históricas técnicas de Bélgica, Francia e Inglaterra, donde antiguamente el bolillo constituyó una industria señera.

En este sentido, Ana Huedo explica que, dentro de las labores manuales, los bolillos es «lo más difícil que hay», aunque una vez que se aprenden los puntos  básicos «ya no resulta tan complicado», si bien «nunca terminas de aprender».

Flandes y Brujas. De hecho, en los últimos años algunas encajeras de Chinchilla se han centrado en el aprendizaje de técnicas como el cantú italiano, el tónder danés, el cluny francés o los encajes autóctonos de Flandes y Brujas, técnicas todas ellas diferentes y que permiten realizar desde hermosas redecillas geométricas a delicadas flores, trenzas y puntillas, entrelazadas con redes de hexágonos.

Para ello, las bolilleras tienen que elegir el material con el que trabajar, hilo de algodón, seda, lana y metales preciosos, opciones a las que en los últimos años se han incorporado las fibras sintéticas, los alambres y otros filamentos.

De esta forma, materiales y técnicas permiten a las encajeras realizar verdaderas obras de arte: encajes y puntillas sencillas para ropa de hogar como juego de toallas, mantelerías, juegos de cama, visillos, caminos de mesa, tapetes; encajes italianos, rusos, franceses, belgas, de Hinojosa, extremeños o ingleses para complementos como bolsos, abanicos, pendientes, collares, broches y anillos, chales y mantillas, pasando por trajes para bautizos, delantales, chalecos, muñecas, flores...: «Las posibilidades que te dan los bolillos son inmensas, puedes hacer casi de todo», asegura la secretaria de Bolilleras de Chinchilla, que afirma que cada vez son más numerosas las mujeres que se acercan hasta la asociación para interesarse por esta labor tan espectacular.