El Bonillo vive su tradición en el Domingo de Ramos

Redacción
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La procesión del Domingo de Ramos y la de hoy, la de los niños, son el recuerdo del último tiempo 'feliz' de Jesús antes de su martirio

La 'Borriqueta' procesiona por El Bonillo. - Foto: Ayto. de El Bonillo

Media hora antes de lo previsto en el programa oficial, a las 11,30 horas, comenzaba el rito de la bendición del Domingo de Ramos en El Bonillo.

El sacerdote, como es habitual, salió del templo hasta un atril dispuesto en mitad de la vía pública, en la Plaza Mayor, frente al Ayuntamiento, para poder dar su bendición a todos los presentes.

Tras la bendición, según reza en el programa oficial, se celebró la Santa Misa de Domingo de Ramos, en el templo parroquial de Santa Catalina.

Acto seguido, ante la Corporación local y los integrantes de la Hermandad de Jesús en el Huerto y santo Sepulcro, comenzó la procesión que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

El itinerario, como todos los años, comienza en la Plaza Mayor , sigue por Santa Catalina y desemboca en la Plaza del Camposanto.

La efigie del Nazareno, a lomos de la 'borriqueta' siguió su camino entre la alegría y las aclamaciones de los fieles, mezclada con el sonido de las cornetas y tambores.

En la Plaza del Camposanto es donde tiene lugar una costumbre muy particular de esta procesión en El Bonillo, un 'baile' que se hace con la efigie que siempre suscita el interés de vecinos y visitantes.

Esta procesión marca lo que  es el prólogo 'feliz' del ciclo pasional que conmemora los últimos días de la  vida de Jesús. Aún continuará hoy, con la celebración de la procesión infantil.

Esta procesión comenzará a las 18,30 horas y también partirá de la Plaza Mayor, para seguir por Cruces, Galiano, Mayor, Santa Catalina y terminar en la Puerta del Sol.

La siguiente, la del Miércoles Santo, adquirirá un tono bastante más sombrío, porque será la de la Oración en el Huerto, cuando a Jesús le asalten las dudas justo antes de su martirio.

Seguirá, un día  más tarde, la del Jueves Santo, el prendimiento, con la que comenzará el sufrimiento y posterior martirio del Mesías.