Dicen que segunda partes nunca fueron buenos, pero hay excepciones que confirman la regla. El año pasado se puso fin al reducido ciclo taurino de la capital con un mano a mano entre Rubén Pinar y Sergio Serrano con toros de Victorino Martín y este año se repitió la jugada. Fue distinta la tarde, pero no peor, porque el tobarreño y el albacetense ofrecieron una gran tarde, llena de emoción, de entrega y de vergüenza torera, con el bravo de Victorino Martín y con el peligroso también, que ahí está la clave, en dar la cara con toros y los dos toreros de la tierra lo hicieron ayer, con el premio de la puerta grande para los dos.

Pinar cuajó una intensa faena al tercero de la tarde, el de más entrega de su lote, y le cortó una oreja, pero también estuvo firme con un toro peligroso, como el quinto, con el que puso el todo para arrancarle otra oreja, que le aupaba en hombros. Con el que abrió plaza, también con peligro, dio la cara, pero falló a espadas y todo quedó en una ovación.

Serrano, por su parte, que recibió al primero y al tercero de su lote a portagayola, también aprovechó el mejor de su lote, el cuarto de la tarde, premiado con la vuelta al ruedo, para realizar una faena muy completa, con series de temple y hondura por los dos pitones, saliendo prendido de la estocada con la que remató. Estuvo firme con su primero, sin clse ni entrega, y se la jugó con el sexto, un toro sin entrega que desarrolló peligro.

La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde calurosa.