El espacio impide crecer a la Escuela Oficial de Idiomas

Ana Martínez
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Hasta la EOI llegan nuevos alumnos interesados en aprender valenciano, chino, portugués, ruso o árabe, aunque la ausencia de un centro o sede propia frena las posibilidades de ofertar e impartir estas lenguas

Una de las aulas de la Escuela Oficial de Idiomas, en el mismo edificio del instituto Ramón y Cajal. - Foto: José Miguel Esparcia

Desde que inaugurara su primer curso allá por 1986 no ha dejado de dar tumbos. Desde aquellos inicios, la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de Albacete viene reclamando un edificio propio en el que poder expandirse y crecer en la oferta plurilingüística, pero siempre se ha chocado contra el muro de los diferentes gobiernos regionales, con competencias educativas, que se amparan en que los idiomas pertenecen a las enseñanzas de régimen especial. Una categoría en la que también se incluyen las enseñanzas de música, la danza, artes plásticas y diseño que, sorpresa, da la casualidad que sí que cuentan con centros propios en esta ciudad, las primeras en la calle Zapateros, donde se encuentra el Conservatorio Profesional de Música Torrejón y Velasco y el Conservatorio Superior de Música de Castilla-La Mancha -que también lleva años reclamando instalaciones propias; las segundas en la Avenida de la Mancha, donde se localiza el Conservatorio Superior de Danza José Antonio Ruiz; y las terceras en la Escuela de Arte, ubicada en la prolongación de la calle José Carbajal, junto al barrio de La Milagrosa.

Es, por tanto, la Escuela Oficial de Idiomas el único centro de enseñanzas de régimen especial que sigue compartiendo espacios con otros recursos educativos, en el caso de Albacete, con el instituto de Secundaria Ramón y Cajal de la Avenida de España, a pesar de que su matrícula casi alcanza los 1.900 alumnos, una de las más elevadas de cualquier centro que imparta enseñanzas regladas y reconocidas por la Consejería de Educación.

Un espacio limitado e insuficiente, según palabras del director de la EOI, Jaime García-Villalba Ballesta, que les impide responder a la demanda de nuevos idiomas que crece cada vez más entre los albacetenses, entre ellos y por sorprendente que parezca, el valenciano. «Hay mucha gente que quiere aprender valenciano para poder presentarse a oposiciones o a ofertas de empleo donde lo exigen», explica.

La realidad es que en 36 años de existencia, la Escuela Oficial de Idiomas de Albacete, por la que ha podido pasar ya la mitad de la población residente de esta capital, no ha variado su oferta, no ha modificado los idiomas que imparte ni mucho menos los ha ampliado. «Estamos en 2022 como estábamos en 1986, siempre condicionados por el espacio y siempre compartiendo instalaciones», lamenta Jaime García-Villalba.

Ante esta situación, la demanda de un edificio o sede propia no solo se ha quedado obsoleta, sino que cobra hoy más sentido que nunca, sobre todo desde que la demanda de competencias lingüísticas por parte de los equipos de Recursos Humanos va en ascenso y los aspirantes a un puesto de trabajo tienen la necesidad de mejorarlas. Junto a esta circunstancia, resulta que en los últimos años ha surgido el interés por el estudio de otros idiomas, mayoritariamente chino, ruso, portugués y árabe, aunque desgraciadamente la Escuela Oficial de Idiomas no puede plantearse la incorporación de alguno de ellos.

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