«Sorolla es el Velázquez y el Goya del siglo XX»

V.M.
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María Victoria Cadarso, licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Valencia, intervino en el ciclo de conferencias de Aluex

María Victoria Cadarso, licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Valencia. - Foto: Rubén Serrallé

'Sorolla, la pasión por la pintura', un título que resume a las claras la vida de un genio de la historia del arte.

Sí, he pretendido hacer un recorrido a lo largo de su trayectoria, comenzando por su etapa formativa, cuando acudía a la Escuela de Bellas Artes de Valencia y cómo consiguió erigirse en un pintor de éxito en poco tiempo, algo sorprendente  para una persona de provincias perteneciente a una familia humilde, pero que tenía claro desde el principio lo que quería conseguir y depositó en ello una dedicación extrema: presentándose a exposiciones nacionales y posteriormente exponiendo en París, Londres, Berlín... hasta llegar a la etapa final donde tristemente ese esfuerzo sobrehumano realizado por el encargo de la Hispanic Society de Nueva York le pasó factura y sufrió un ictus cuando pintaba a Mabel Rick, la mujer del escritor Pérez de Ayala, del que no llegó a recuperarse.

Sorolla es un pintor difícil de catalogar, hay críticos que lo definen como impresionista, otros como postimpresionista o luminista, ¿qué opina?

Para mí es el Velázquez y el Goya del siglo XX, una figura inclasificable de transición entre finales del XIX y principios del XX, porque lo aborda todo, desde la luz del Mediterráneo por la que es más conocido, hasta su faceta como retratista, paisajista o costumbrista, con una técnica y una forma de trabajar tan especial como personal... digamos que su obra está mucho más allá de una corriente concreta.

¿Cuáles fueron las principales referencias que marcaron su estilo?

Por supuesto los grandes maestros que conoce del Museo del Prado, él admiraba profundamente a Velázquez y a Goya; además tuvo una serie de profesores que le marcaron, tanto en la Escuela de Artesanos, como luego en Roma, y todo ese bagaje lo fue transformando con su propia personalidad y experimentando; por ejemplo, cuando se trata del retrato experimentaba mucho con los retratos que hacía de su mujer, Clotilde, de hecho uno de sus desnudos, aunque no se dijera abiertamente que se trataba de ella, es un homenaje a la Venus del espejo de Velázquez.

¿Qué facetas de su obra le parecen más interesantes?

Personalmente, además de las marinas, de esa luz del Mediterráneo reflejada en el agua, en la arena o en la piel de los bañistas,  tiene paisajes maravillosos, de Zarauz o de Granada, y sus retratos son para quitarse el sombrero, reflejando en muchos de ellos el mimo y profundo amor que siente por sus hijos y por su esposa, de hecho ahora hay una exposición en el Prado donde se puede conocer más a fondo su talento como retratista y en el encargo de la Hispanic Society también realizó retratos de personajes ilustres.

Esa 'Visión de España' es quizás la obra cumbre de su etapa final, ¿cómo calificaría ese proyecto?

Creo que en ese conjunto de enormes lienzos reúne todo lo que fue realizando a lo largo de su carrera, además ese encargo le obligó a viajar por toda España y a hacer numerosísimos bocetos para elegir el motivo que buscaba, todo ello le obligo no sólo a un ingente esfuerzo físico, sino también mental... creo que fue el culmen que cerró de forma redonda toda su obra.