Viernes y Sábado Santo, del dolor a la esperanza

E.F
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Los cielos se abrieron para ofrecer una penúltima jornada de Pasión casi veraniega y así subrayaron la alegría de fieles y cofrades por recuperar las procesiones después de dos años de sequía a causa del impacto de la pandemia

Visita de Nuestra Señora de los Dolores al Asilo de San Antón. - Foto: A.P.

La Semana Santa de Albacete transitó ayer del Dolor a la Esperanza de tres formas diferentes y simultáneas, entrecruzadas entre sí. Para empezar, lo hizo de forma litúrgica, ya que el paso del Viernes al Sábado Santo marca el tránsito de la Pasión y Muerte del Redentor a la Víspera de la Buena Nueva, la Resurrección del Hijo de Dios que vuelve de entre los muertos.

Este año, además, la Esperanza se manifestó en la recuperación plena del Ciclo Pasional tras dos años, el 2020 y el 2021, marcados a fuego en la memoria de los albacetenses por el castigo de una pandemia que trajo consigo el dolor y el penar a numerosas familias durante dos años consecutivos, y en el ánimo de cofrades y hermanos por no poder aportarles el consuelo que brinda la celebración colectiva de la Fe en tiempos de tribulación.

Pero hubo un tercer motivo que aportó alegría y coraje a fieles y penitentes: el tiempo, que pasó a lo largo de este Semana Santa de la incertidumbre de la lluvia y un cielo plomizo, como cargado de malos presagios que incluso obligó a suspender algunas procesiones, a un sol esplendoroso que trajo un agradable calor, casi estival, a los instantes finales del rito, como si las alturas quisieran remarcar la explosión de alegría que traerá hoy el instante del Encuentro.

El Viernes Santo fue, como cada año, el instante culminante del sacrificio y el dolor. Comenzó temprano, a las 10 de la mañana, con el Sermón de las Siete Palabras, que recuerda las siete últimas frases pronunciadas por Jesús antes de expirar, y que corrió a cargo del Obispo de Albacete, Ángel Fernández Collado, en la Plaza Virgen de Los Llanos.

Tras ello, llegó la Procesión del Santo Via Crucis, durante la cual el centro de la ciudad de Albacete experimentó una transfiguración. A las 12 de la mañana, en vez del bullicio de las gentes que salen y entran de oficinas y establecimientos del centro comercial de una gran ciudad, lo que se vio y vivió fueron las 14 estaciones del Vía Crucis que rememoran el doloroso camino que tuvo que seguir Jesús camino del Calvario.

Una vez preparados los ánimos, dispuesto el escenario y descansados los cuerpos, llegó el momento  de presenciar la Solemne Procesión del Santo Entierro. Los pasos que participaron fueron el Cristo de la Sagrada Lanzada, el Cristo de la Esperanza, la Macarena, el Descendimiento, la Piedad, el Santo Sepulcro, la Virgen de la Amargura, la de los Dolores, la Magdalena, el Cristo Yaciente, San Juan Evangelista y La Soledad. 

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