Luis Miguel Cano se recupera de una cornada

Pedro Belmonte
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El banderillero albacetense ya está en su domicilio después de haber pasado por el hospital de Villarreal tras sufrir una cogida muy aparatosa en los festejos populares de la localidad castellonense de Vall d'uixó

Luis Miguel Cano, convaleciente en el Hospital de La Plana en Villarreal. - Foto: L.M.C.A.

El pasado sábado, el banderillero albacetense Luis Miguel Cano resultó cogido de forma muy aparatosa en los festejos populares de la localidad castellonense de La Vall d'uixó, donde acostumbran a echar a las calles toros de prestigiosas ganaderías de impresionante trapío, donde el banderillero albacetense también es asiduo, no solo en las provincias valencianas sino también por las capeas de nuestra región, poniéndose delante de toros de hasta seis años, que no suelen lidiarse en plazas de toros por su exceso de trapío y que sirven para la suelta en las calles en este tipo de festejos. Luis Miguel es un experimentado en este tipo de festejos populares, donde acude siempre que sus obligaciones como banderillero no se lo impidan, habiendo sufrido algunas cornadas, aunque sin duda, esta puede haber resultado la más aparatosa, aunque por suerte, ha sido limpia y fue dado de alta el pasado lunes para seguir siendo atendido por el cirujano jefe de la plaza de Albacete, el doctor González Masegosa.

La Tribuna ha podido conversar con el banderillero, quien ha relatado los pormenores de la cogida y su estado físico actual. «Me encuentro bien, hoy (por el lunes que se realizó la entrevista) me dan el alta y me iré para Albacete y allí me seguirá atendiendo el doctor Pascual González Masegosa. La cornada fue muy aparatosa, ya que es en el abdomen, de 25 centímetros, con tres trayectorias y gracias a Dios no ha tocado ningún órgano vital, por lo que todo va muy bien y la recuperación está siendo rápida, ya que en solo dos días me darán el alta».

Nos cuenta los pormenores de la cogida. «El toro era de la ganadería de Toros de Cortés, hierro que pertenece a la casa de Victoriano del Río y que matan las figuras del toreo, y ocurrió en Vall d'uixó, donde suelen echar para las calles toros de gran trapío, muchos de ellos sobreros de Madrid, Pamplona o Bilbao y de ganaderías de máxima garantía. Por allí soy muy querido y aunque no les gusta mucho el capote y la muleta, me he hecho mi hueco y me permiten que salga a torearlos y luego los quiebran y corren por las calles. La verdad es que fue un accidente, ya que me vino cruzado, había arena y asfalto, le di un capotazo y al segundo me escurrí y me cogió, llegando a echarme hasta tres veces hacia arriba. Todos los recortadores y toreros fueron a auxiliarme para quitarme al toro de encima y menos mal que lo quitaron rápido, porque de lo contrario podía haber sido muy grave, además tuve suerte que solo fue esa cornada, ya que al tirarme hacia arriba tres veces, podía haber sido una cornada por cada derrote».

No le quita la afición estos percances. «Es la tercera cornada que sufro y no por eso dejaré de ir por los pueblos a los festejos populares. Estos accidentes son gajes del oficio. Yo soy banderillero y cuando me lo permiten las obligaciones de la profesión, me gusta desde hace muchos años ir a los festejos populares, donde ya me conocen en casi todos los sitios, para pegar cuatro capotazos y muletazos».

Cano se va abriendo camino en entre los hombres de plata. «Este año he toreado 20 novilladas y unos cuantos festivales, con los alumnos de la Escuela Taurina, con Manuel Caballero hijo, con Mario Sotos y algunos más, por lo que el año ha sido muy bueno y le he cogido bien el aire a las banderillas».

El percance le ocurrió en el primer toro que se soltó, siendo atendido en una primera instancia por el doctor Enrique Diago, siendo estabilizado y trasladado al hospital de La Plana en Villarreal, con el siguiente parte médico: «cornada que interesa piel y grasa subcutánea con al menos tres trayectorias en fosa ilíaca derecha, que no parece penetración en abdomen», lo que fue confirmado en el hospital. Además, sufre una herida en cola de la ceja derecha y varetazo en la espalda, con pronostico reservado.