Lalo y Alfonso Muñoz eran hermanos y compañeros de trabajo. Vivían en Riópar y trabajaban como conductores para las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz. Su herramienta y, al mismo tiempo, su lugar de trabajo era un camión Barreiros, con el que hicieron innumerables viajes por España para traer material o repartir pedidos.

Cuando las fábricas de bronce cerraron, en los años 90 del pasado siglo, el camión se quedó dentro de las naves. El tiempo pasó, los hermanos se jubilaron, pero nunca dejaron de pensar en ‘su’ camión, que esperaba en el interior de las Fábricas a que alguien le hiciese una puesta a punto para poder recuperar su aspecto del pasado.

Lalo murió hace nueve años sin ver rodar el camión otra vez. Alfonso falleció hace un mes, y sus parientes decidieron que ya estaba bien de esperar así que, como homenaje a ambos hermanos, las nuevas generaciones de la familia se liaron la manta a la cabeza y empezaron a moverse para conseguir que el Barreiros vuelva a comerse los kilómetros de la carretera.

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