La soledad es el mayor azote de las personas mayores. Tras la jubilación y la desaparición de los cuidados, aparecen problemas de autoconcepto, una contrariedad que se alimenta, además, por el mantenimiento de una creencia social fuertemente arraigada que condiciona la edad de las personas a su valía y a su aportación a la ciudadanía, aumentando así la vulnerabilidad del colectivo frente a timos, robos y estafas e ignorándolos en la toma de decisiones vitales que en la mayoría de casos corre a cargo de los propios familiares, aunque lo hagan con buena intención y pensando en el beneficio de esa madre, ese padre, esa abuela o ese abuelo.
Este martes, 15 de junio, se conmemora el Día Internacional de Toma de Conciencia frente al Maltrato de las Personas Mayores. No hay datos oficiales, principalmente porque no existe una tipificación específica sobre el maltrato a las personas mayores como sí lo hay hacia las mujeres o hacia la infancia. De ahí que se estime que hay una gran bolsa de maltrato y discriminación absolutamente invisibilizada. La Organización Mundial de la Salud publicó un informe en 2018 que señalaba que una de cada seis personas mayores sufre malos tratos en el mundo y un 33% de los residentes en un centro sociosanitario es víctima de abusos.
Como entidad de referencia en la atención integral a las personas mayores, Cruz Roja llevó a cabo entre los años 2015 y 2016 un proceso de reformulación de su programa de Personas Mayores, con Discapacidad y Cuidadoras, en el que realizó una revisión de las necesidades de estos usuarios, dirigiéndose directamente a ellos mismos. «La motivación de este proyecto nació de las propias personas mayores; fueron ellas las que nos hablaron de problemas con los que ya trabajábamos, como la soledad, la falta de autonomía o el deterioro cognitivo, pero surgió el del maltrato y la discriminación con una fuerza tal que consideramos la necesidad de trabajar sobre ese campo».
Así lo explica Jorge Cubillana, responsable provincial del programa de Personas Mayores, con Discapacidad y Cuidadoras de Cruz Roja Albacete, quien indica que gracias a la estructura, los recursos y su equipo de voluntariado, esta entidad social tuvo la capacidad de aportar la solución a este problema de una manera muy concreta: con acompañamiento y apoyo individualizado a los mayores víctimas de maltrato y a aquellos que presentan más debilidades para sufrirlos en un futuro.
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