«'Ícaro' es una auténtica ida de olla, una locura»

Antonio Díaz
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Jorge Guillén Strad, presenta mañana, a las 21 horas, en el Teatro Circo, su espectáculo más ambicioso, Ícaro. El violinista explicó a La Tribuna de Albacete cómo es este reto personal, musical y técnico.

Jorge Guillén Strad.

Jorge Guillén Strad, presenta mañana, a las 21 horas, en el Teatro Circo, su espectáculo más  ambicioso, Ícaro. El violinista explicó a La Tribuna de Albacete cómo es este reto personal, musical y técnico.

Ya conoce Albacete.

Así es, he estado en Albacete muchas veces con Ara Malikian, con Yllana, pero es la primera vez con mi proyecto, con Strad. 

¿Qué es Strad?

Strad es un proyecto que empezó hace cuatro años y, casi sin esperarlo, ha hecho 500 conciertos en 30 países. Es un proyecto de libertad, porque venía del mundo de la orquesta sinfónica, en el Teatro Real, y de girar con muchos artistas, como Ara Malikian o Extremoduro y tenía ganas de hacer algo mío, con mis composiciones y mis locuras y poderme permitir meter un avión en el escenario. Somos siete músicos en escena, que nos volvemos locos, y hacemos que el público disfrute, cante y lo pase bien.  

Llega con su nuevo espectáculo, Ícaro, ¿que nos puede adelantar?

Ícaro es una auténtica ida de  olla, una locura,  porque es un concepto completamente diferente. El concierto lo estrenamos en los Teatros del Canal, de Madrid, hace menos de un mes,  y la gente seguía en shock, nos decía que no creían lo que acababa de pasar, es como si  el público viviera la creación de una banda sonora en vivo. Una historia, con una música creada para ella, de principio a final, con un guión que emociona, con hologramas, imágenes, con un avión que se mueve, de 10 metros de ancho, por siete de largo y cuatro de alto, que vuela. El público creerá que está viajando y que llega a un lugar muy especial.

¿Con una referencia que es personal?

Sí, Ícaro es una pequeña metáfora a mi historia personal. Mi abuelo, que era trompetista, fue mi gran maestro y en primera semana de la pandemia, falleció y no me pude despedir de él. Me encantaba tocar con él y en este viaje, la metáfora es que mi abuelo se ha convertido en pájaro y yo construyo un avión para ir a buscarlo. 

¿Un muevo concepto de espectáculo en vivo?

Eso es, para mí es como una mezcla de concierto, teatro y, a la vez, un montaje de ópera,  para poder divertirte, cantar, muchas cosas desde un mismo escenario. 

¿Música suya?

Sí, en este espectáculo estrenamos 21 canciones, composiciones mías y colaboraciones con otros artistas y compositores, pero queríamos basarnos en composiciones propias, aunque también, en el concierto, hacemos una pequeña pincelada, una versión de un tema de Niña Pastori, que me encanta.

¿Cómo es su música para este montaje?

Mi música es muy variada, de la clásica al rock, flamenco o folk, con los instrumentos que hemos incluido en esta gira. Hemos ampliado los músicos y hay flautas, gaitas, que se mezclan con el violín, con las guitarras, acordeones, baterías, bajo. 

¿Por qué hacer algo así cuando podría estar, cómodamente, con una agrupación sinfónica?

Pues eso mismo me pregunto yo. Bueno, creo que tenía la necesidad de hacer cosas que llevaba mucho tiempo pensando y era casi imposible, hasta que de repente te planteas intentarlo. Inviertes todo lo que tienes, tus energías y creas un espectáculo que es algo completamente diferente, que no se ha hecho. He tenido la suerte de asociarme con gente maravillosa, como Yllana, que ha colaborado en la dirección escénica y la verdad es que es un disfrute.  

¿Muy diferente a sus anteriores creaciones?

Completamente. Antes era un concierto, con un violinista que lo daba todo. Quería dar una vuelta de tuerca, seguir dándolo todo en escena, pero con muchas más cosas, actores, actrices, que se meten entre los músicos y hacen que el guión sea más complejo.