Como el calendario de muchos albacetenses marca la Feria como el principio y el final del año, me permito la licencia, estimado lector, de felicitarle el año y hacer un balance de lo que nos deparó el anterior, recién terminado, y lo que nos espera en el actual, que aún lo tenemos por delante.
El año que acabó el 7 de septiembre estuvo marcado por la vuelta a la normalidad. Los seres humanos volvimos a reencontrarnos, a pesar de que la pandemia de Covid-19 aún se cobre vidas. Es un claro ejemplo de que, por mucho que el hombre digitalice su vida, necesita el contacto con sus semejante para mantener una salud mental óptima. La pandemia se llevó vidas, pero también dejó un rastro de trastornos psicológicos y psiquiátricos importantes, sobre todo entre los más jóvenes. El año culminó con esta Feria del reencuentro, según la denomina el Ayuntamiento de la capital, que puede marcar un antes y un después.
Ahora que el alcalde Emilio Sáez ya cerró la Puerta de Hierros por delante tenemos un año apasionante, tanto para bien como para mal. En el horizonte asoman nubarrones económicos, que serán la antesala de una cita con las urnas, para mayo, con un resultado un tanto incierto en el sentido de que los partidos emergentes -Ciudadanos, Unidas Podemos y Vox- no pasan por sus mejores horas y la bolsa de votantes de estas formaciones decidirá el signo político de muchos ayuntamientos, diputaciones y gobiernos de comunidades autónomas. La clase política lo sabe y en Feria ya se intuía el chip electoral entre sus miembros, un hecho que se acentuará hasta el mes de mayo, cuando todo se decidirá. 
Sólo me queda, desearle un buen año y que dentro de 12 meses podamos brindar en la Feria con una botella de sidra fresquita y unos miguelitos. ¡Feliz año!