Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


La estatua de Iniesta

14/12/2021

No sabemos los albacetenses cuándo será inaugurada la estatua a la gloria deportiva nacional que es nuestro Andrés Iniesta.  Ojalá que se reactive esta inauguración, coordinada con la agenda de Andrés y su familia. No se entendería descubrir la estatua sin la presencia en Albacete de Iniesta. Este largo puente de diciembre disfruté y me emocioné viendo el documental Andrés Iniesta, el héroe inesperado. En él descubrimos que detrás del Iniesta futbolista existe una intrahistoria personal tan excepcional como dura. Al fondo de esas luces que han maravillado al universo de la pelota, dándonos un Mundial y una de las mayores alegrías de nuestra vida, aparecen las sombras propias y lógicas que han acompañado a un ser humano que a los 12 años abandona su pequeño pueblo y su ámbito familiar de protección, para ser trasplantado a una factoría de éxitos como es el Barcelona FC. Por el documental pasan leyendas del futbol mundial glorificando su figura. Pero el documental se vuelve un testimonio excepcional y potente cuando aparecen, principalmente, las mujeres de Iniesta, Anna Ortiz, su esposa, y Mari Luján, la madre.  Las dos sufrieron intensamente por él. Hay tres momentos en que la piel como espectador de este soberbio documental se te pone de gallina. Uno, cuando la madre relata cómo convence, en aquella noche oscura de septiembre de 1996 en Barcelona, a su desesperado marido José Antonio, para dejar al entonces inconsolable Andrés en La Masía barcelonista y no traérselo de nuevo para Fuentealbilla. Otro, cuando ella confiesa cuando Andrés, sumido en una profunda depresión y necesitado del abrigo familiar, volvió a dormir junto a sus padres. Finalmente, un nudo en la garganta sentimos cuando su mujer, Anna, lee la carta de amor que Andrés le dedicó al perder a su hijo en común. Cuando se inaugure la estatua de Iniesta, será algo más que un recuerdo a un futbolista excepcional. Para muchos, entre los que me encuentro, será un monumento a los mejores valores humanos, esos que encarna nuestro Andrés Iniesta. Le robaron el Balón de Oro, pero nunca el cariño de toda España y, en especial, el de su Albacete.