Julián Ros habló sobre usos de los bienes de la Iglesia

A.D.
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El vicario general de la Diócesis abrió la jornada con una ponencia centrada en cuestiones de propiedad y capacidad de enajenación en entidades eclesiásticas, en relación a la finalidad

Julián Ros, vicario general de la Diócesis, en primer plano, en el salón de actos del edificio Melchor de Macanaz. - Foto: Arturo Pérez

El salón de actos del edificio Melchor de Macanaz acogió la inauguración de la jornada El patrimonio eclesiástico. Legado y nuevos usos, una reflexión sobre las condiciones cambiantes que rodean a dicho patrimonio. La primera ponencia, Patrimonio: cuestiones sobre la propiedad y la capacidad de enajenación en las entidades eclesiásticas en relación con su finalidad, corrió a cargo del vicario general de la Diócesis de Albacete, Julián Ros.

La mesa redonda,  comentó Julián Ros a La Tribuna de Albacete,  «es una reflexión sobre los nuevos usos que se le pueden dar al patrimonio, porque es sabido que en muchos sitios hay patrimonio  que la Iglesia tiene que destinar a otros usos, puede que porque la finalidad para la que estaban no se puede cumplir. Lo que se pretende, desde el punto de vista académico, es entender cómo se puede afrontar la cuestión de nuevos usos».

En concreto, apuntó el vicario general de la Diócesis, «mi ponencia, abrió esta cuestión, desde el punto de vista del Derecho Canónico, es decir de la manera en que la Iglesia organiza toda la cuestión de la administración de bienes, en razón de saber que esos bienes en la Iglesia tienen una finalidad propia que viene determinada por su  naturaleza».

Valoró Julián Ros que «la Iglesia puede tener bienes porque los necesita para cumplir sus  fines y esos son los que marcan el uso que hay que dar al patrimonio. Entonces es necesario conocer, lo que expuse, los fines propios de la Iglesia para entender que cualquier uso, aunque sea nuevo del patrimonio, debe estar orientado hacia el cumplimiento de esos fines, aunque sea de una manera novedosa. Hemos de abrir nuevas vías, que en algunos sitios ya se han abierto, en ocasiones abocadas al fracaso, como es desprenderse de bienes, sin más,  porque hay que tener muy en cuenta la finalidad para la cual estaban creados;los hemos recibido como legado, de ahí el nombre de las jornadas. Todo el patrimonio de la Iglesia, en cuanto a bienes temporales es algo que proviene, digamos, del legado de los fieles, por lo tanto para el cumplimiento de unos fines». Indicó que hay que actuar de acuerdo a un marco legislativo que es común y «tenemos que encontrar, dentro de ese marco,  nuevos usos, pero cumpliendo la finalidad de la Iglesia, que es siempre clara, apostolado, caridad, la cuestión del culto divino y luego también, lógicamente el sustento de las personas que se dedican íntegramente a la Iglesia».

La mesa abordó varios y, «esos nuevos usos tienen que ir marcados dentro de la cultura de transparencia en la que actualmente estamos todos inmersos, la Iglesia la primera» y remarcó que «la Iglesia es más administradora de bienes, más que propietaria, aunque haya cuestiones legales de propiedad».

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