Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Elecciones decisivas

06/06/2022

Este viernes arrancó al campaña electoral para los comicios andaluces, decisivos a nivel nacional por distintos motivos. No se trata de unos comicios estrictamente autonómicos, como se empeñan en repetir los portavoces del PSOE entre otras cosas porque Andalucía ha sido siempre el bastión y símbolo del poderío del PSOE y porque el resultado electoral puede convertirse en el segundo castigo más severo de cuantos ha recibido Pedro Sánchez en las urnas desde que está en la Moncloa. Cuatro años se acaban de cumplir de la moción de censura que precipitó la defenestración e Rajoy, en una jugada confusa y tramposa. Una efeméride que coincide con la puesta en marcha de la máquina electoral para elegir presidente de Andalucía.
Los sondeos coinciden con una unanimidad sin precedentes en que la derecha consolidará sus posiciones en la zona, el PP logrará una victoria que no logró en el 18 y el PSOE sufrirá un bofetón sonoro, al igual que el resto de los grupúsculos de extrema izquierda que pululan en el espectro político con diferentes nombres e idénticos objetivos. arañar un cargo para vivir del presupuesto.
Las dudas no se posan ya sobre el resultado que arroje el 19-J. La cuestión fundamental estriba en saber de qué color será el Gobierno que se instale en San Telmo. No parece posible que el PP, claro vencedor, alcance la mayoría absoluta de los 55 escaños para gobernare en solitario. Necesitará el apoyo de Vox. Y ahí está el dilema. Juanma Moreno, que ha demostrado habilidad y templanza al frente del Gobierno andaluz, pretende redondear un ¡efecto Ayuso', esto es, conseguir más diputados que la izquierda en pleno y así poder exigirle a Vox que le respalde en la investidura. Santiago Abascal viene diciendo que si alguien necesita sus votos deberá dar algo a cambio, esto es, cargos en el Gobierno, al estilo de Mañueco en Castilla y León.
Nada de lo que se asegura en una campaña electoral puede tomarse muy en serio. Todo dependerá de lo que hablen Núñez Feijóo y Abascal una vez contadas las papeletas y finiquitada la contienda. Lo más razonables es que el PP gobierne en solitario con el compromiso de asumir determinados puntos del programa de Vox. Está por ver. Lo que resulta evidente es que en Andalucía, la comunidad más poblada de España, base espiritual del socialismo, plataforma imprescindible (junto a Cataluña) para que el PSOE llegue a la Moncloa, está a punto de consolidar su ruptura con la izquierda y su respaldo absoluto a quienes representan exactamente lo contrario.
Juan Espadas, el candidato socialista, ya da la batalla por perdida. Confía en no bajar de los 33 escaños de Susana Díaz, para que su derrota no se convierta en tremenda humillación. Espadas es el candidato que ha colocado Sánchez, muy presente en estas jornadas mitineras. La patada que el votante andaluz va a propinarle al PSOE va directamente al trasero del presidente del Gobierno que debería revisar sus relaciones con las urnas. Desde que está en la Moncloa no ha ganado ni una de cuantas elecciones autonómicas se han celebrado en nuestro país, con excepción de las catalanas, que de nada le han valido puesto que tiene que seguir mendigando apoyos a la caverna ultra de ERC. Las elecciones andaluzas claro que tienen una dimensión nacional. Por eso en Moncloa se advierten síntomas de enorme nerviosismo. E incluso de desmesurada preocupación. De momento, va a ganar la derecha en un territorio que, hasta ahora, lo tenía prácticamente vedado.