En el término de Hellín se encuentran las Tierras del fin del Mundo, el río que revienta en Riópar, en plena sierra del segura albaceteña, y viene a entregar su caudal en la, en otro tiempo, vigorosa aldea de Las Minas fronteriza con la región de Murcia. Por estas tierras anduvieron antepasados prehistóricos y llegaron de otros lugares a explotar el azufre, creando enclaves que hoy se estudian en las universidades. El Mundo transcurre zigzagueante y caudaloso por un trayecto de alrededor de 150 kilómetros y, entrando en Hellín, remansa bajo los puentes romanos de Isso y se dirige aquietado hacia otras zonas donde ensancha su cauce e incrementa su belleza. Dos pantanos embalsan sus aguas y las tierras a su paso germinan y florecen para sustentar el trabajo de centenares de agricultores. Es renombrada y visitada la ruta del Parque de los Calares que lleva su nombre, por las tierras de Riópar, donde nace, pero muy poca gente ha podido disfrutar de la belleza que lleva emparejada su fusión con el Segura, entre parcelas anegadas de arrozales y horizontes rocosos.
Tiempo de descubrimiento. Y este es el tiempo del descubrimiento, a decir del alcalde, Ramón García, gracias al Plan de Sostenibilidad Turística Hellín 2 Patrimonios, que contempla mejoras en el Cañón de los Almadenes, situado en un tramo del recorrido final del Mundo, lugar de obligada visita, «en donde se construirán pasarelas adosadas a sus frentes rocosos y se van a recuperar los tramos del antiguo recorrido que se utilizaba para llevar a cabo el mantenimiento de la presa de Camarillas, mejorando el sendero y la zona cubierta que da acceso al puente y el pasadizo colgante».

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