Editorial

La Ciudad de la Justicia abre una etapa judicial en Albacete

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Con la Ciudad de la Justicia se puede decir que la capital, con una tradición judicial importante, abre una nueva etapa

Después de 17 años de trámites burocráticos, dotación de fondos y obras de construcción, la Ciudad de la Justicia fue inaugurada ayer por el Rey Felipe VI. El monarca estuvo acompañado por las máximas autoridades regionales, provinciales y locales, con Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, a la cabeza, y Vicente Rouco, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, como ya anfitrión de las instalaciones donde se dirimen los principales asuntos judiciales de la provincia.

Unas instalaciones nuevas y modernas, acordes al siglo XXI y a la evolución de la Justicia eran la principal reivindicación de todos los agentes involucrados en la Administración de Justicia, desde jueces hasta funcionarios, pasando por abogados, procuradores y otros profesionales que día a día trabajaban en una condiciones que no eran las más adecuadas. Además, la Administración de Justicia tenía que afrontar unos alquileres, que le suponían unos gastos extra anuales de 500.000 euros en concepto de alquiler para albergar algunos órganos judiciales ante la saturación del Palacio de Justicia del centro de la ciudad. Ahora, ese lastre económico desapareció para dar paso a unas instalaciones modernas y amplias donde desarrollar el trabajo judicial.

El Rey Felipe VI visitó el nuevo edificio de la Ciudad de la Justicia, junto a las autoridades, y departió con los trabajadores que desde hace más de un mes ya ocupan sus puestos en la avenida de La Mancha.

La Ciudad de la Justicia es ya una realidad, también una demanda ya satisfecha, pero ahora hay que depurar algunos fallos que todavía existen, como la ubicación de los abogados y procuradores, piezas fundamentales en el engranaje de la Administración de Justicia y los problemas de aparcamiento que puedan surgir ante la afluencia de profesionales y personas implicadas en juicios y en los diversos trámites que en el nuevo edificio se lleven a cabo.

Con la Ciudad de la Justicia se puede decir que la capital, con una tradición judicial importante, abre una nueva etapa y se pone al día para mejorar la administración de Justicia. Ahora, los tribunales y todos los agentes participantes serán los que pongan el nivel de excelencia de esta época que ahora se abre. Los edificios pueden ser muy modernos, muy bonitos... pero realmente tienen que servir para la función para la que se crearon y esa responsabilidad recae ahora en los actores judiciales que tienen que servir a la sociedad con diligencia -la Justicia que llega tarde no es Justicia- y los mejores estándares de calidad. Sólo así será uno de los poderes más respetados por los ciudadanos.