El plan de ahorro y gestión energética en climatización le ha comido la tostada a las continuas olas de calor que sufrimos en este verano. Es el tema de conversación en este vacacional agosto y, por lo que se escucha ,parece que lo de los 27 grados de temperatura en verano y los 19 en invierno convence a muy poca gente, empezando por los sectores económicos más afectados. En Albacete, hosteleros y comerciantes ven «difícil» su aplicación, al tiempo que indican que el plan tiene lagunas o que es improvisado. 
Yo creo que el plan está incompleto, porque ya que estaba el Gobierno central metido en harina pudo haber ido más lejos e incluir otros preocupantes temas además del concerniente a la climatización. Dejó pasar la ocasión para meter la cuña con la preocupante sequía que ya provoca que en algunos lugares de nuestra geografía nacional haya restricciones. Así, para el ahorro de agua, por ejemplo, puede proponer una ducha semanal -y con el grifo cerrado mientras uno se enjabona- e ir al baño dos veces al día, coincidiendo con las dos veces que se saca al perro a hacer sus necesidades, pero recordando al ciudadano que él debe hacerlo en su baño.
También perdió la ocasión para poner freno a la creciente obesidad que padece nuestra sociedad, que si hay que ahorrar, en la parte alimenticia también se puede hacer y, además, ganamos en salud. A las pasadas propuestas del ministro Garzón, se puede incluir ahora una cartilla, tipo racionamiento, en la que se incluya el índice de masa corporal de cada miembro de la unidad familiar y, en base a ella, tener acceso a determinados alimentos.
Tocayo, la idea es gratis.