José Ponce y Francisco Mazo salieron en hombros de Robledo

P.B.
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La espada impidió que Jesús González acompañase a sus compañeros en su triunfo y solo se llevó una ovación después de cuajar una faena de gran nivel con el segundo de la tarde

Jesús González con el quinto. - Foto: P.B.

Una encastada novillada con el hierro de Los Chospes se lidió ayer en la plaza de Robledo, dentro del Certamen Taurino Promesas de Nuestra Tierra, en una tarde agradable con los tendidos llenos dentro del aforo permitido.

Abrió plaza el ciudadrealeño José Ponce, al que correspondió un novillo encastado y algo pegajoso con el que le costó acoplarse, consiguiendo al final algunos pasajes templados al natural, pitón por el que desplazaba con mayor largura. Faena con mayor voluntad que acierto, que remató de una estocada, cortando la primera oreja de la tarde.

El cuarto de la tarde tuvo un buen pitón izquierdo por el que se desplazó con largura y franqueza, basando casi la totalidad de la faena por ese pitón, sucediéndose series con cierto garbo, templadas. Mas corto por el derecho y con menor entrega, lo intentó al final del trasteo. Una voltereta cuando lo preparaba para matar, dejó al novillero algo conmocionado, aunque sin consecuencias aparentes. Una estocada trasera y caída fue suficiente, cortando una oreja.

Jesús González manejó con soltura el capote recogiendo al segundo de la tarde por abajo llevándolo hasta los medios para enjaretarle tres verónicas y media embarcando muy bien al de los chospes. Se lidió muy bien al novillo por parte de Santiago González y lucieron con los palos Palomo de Albacete y Andrés Manuel Alcantud. La faena tuvo momentos de altura cuando lo llevó por el pitón derecho, por el que se desplazaba largo y entregado, muy templado y largo. Por el izquierdo a veces venia por dentro, aunque lo llevó muy templado en los circulares por la espalda. Una pena la espada, con la que malogró un trasteo de buen nivel, recogiendo una ovación. 

Complicado fue el que salió en quinto lugar, un novillo que ya apretó en banderillas hacia dentro y que llegó a la muleta reponiendo muy pronto, buscando las piernas del torero que anduvo por la cara del animal en una faena con oficio, aunque sin lucimiento, más para aficionados que para público. No fue su tarde con la espada, necesitando de varios intentos, silenciándose su labor tras el arrastre.

Buen concepto atesora Francisco Mazo, al que correspondió un novillo con algunas complicaciones. Lo recibió’ con verónicas suaves y con gusto, llegando a la muleta algo rebrincado, costándole centrarse con el de los Chospes. El novillo no admitía fallos por lo que le propinó una voltereta de la que salió muy enrazado, llegando lo mejor de la faena, cogiéndole la distancia y templando los muletazos. Un primer intento cobrando una estocada que asomaba consiguiendo una entera al segundo intento. Se pidió trofeo, que la presidencia no concedió, recogiendo palmas tras el arrastre.

Encastado y de embestida algo violenta fue el que cerró plaza, al que recibió Mazo con tres pases cambiados en los medios. Fue una faena, que sin ser compacta tuvo pasajes sueltos de calidad, sobre todo alguna serie al natural, con la mano baja y obligando al novillo. El final calentó al tendido, metido entre los pitones con pases de uno en uno exponiendo mucho. Faena de raza con momentos de buen toreo. Pinchazo, estocada y descabello, fue el preludio de que pasease las dos orejas del novillo, al que dieron la vuelta al ruedo en el arrastre.