El tiempo vuela. A semejante aserto tan utilizado en la vida cotidiana se agarra uno de los más importantes personajes actuales en el mundo de la gastronomía y la enología. Que en su larga actividad como escritora especializada, periodista, socióloga, crítica y emprendedora siempre ha tenido un hueco para la defensa de los productos de la tierra, «nunca valorados como se merecen, ni siquiera en la propia tierra», cual opina. Pongamos que se habla/escribe de Ana Lorente Hernández, cuyo polivalente establecimiento madrileño 'A punto', mucho más que una escuela de cocina, va a cumplir sus primeros 15 años de existencia. En todos y cada uno de los cuales no han faltado las recetas y el apoyo a todo lo relacionado con gastronomía y vinos de 'su' Albacete.

Sí, de 'su' Albacete porque, con cierta modestia muy paisana también, no esconde que en sus múltiples labores profesionales de todo tipo siempre ha dejado claros sus orígenes y su cariño por el lugar en que nació, del que se considera «embajadora sin suelo, ni falta que me hace». También muy paisano es su humor respecto a los tres lustros de 'su' 'A punto', con el apoyo de otras dos grandes profesionales, Sara Cucala y Roberta Bruno. «Desde que nació 'A punto'  no hemos logrado aun ser inmensamente ricas y famosas y transformar el panorama gastronómico mundial a nuestra medida, pero si hemos cumplido uno de los sueños que es no aburrirnos ni aburrir, no caer en la rutina».

Esta más que arriesgada apuesta empresarial -sita en el barrio de Chueca en pleno centro de la capital de España-, que sumó a las otras múltiples actividades que ya desarrollaba desde otras dos décadas largas, goza de un enorme prestigio que incluso les obligó a cambiar de lugar aun dentro del mismo barrio  para estar más a gusto. Y meterse «en más riesgos y líos» creando una nueva empresa, PNKA, una productora audiovisual pionera en estas lides de dedicarse en exclusiva a todo lo relacionado con la gastronomía, con multitud de nuevos colaboradores como guionistas y creativos, amén de cocineros, claro.

Y, por utilizar otro habitual aserto, como el humano es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra, cual reflexiona Ana entre risas, recientemente han ampliado su negocio en la localidad madrileña de Torremocha del Jarama. «Si, un pueblecito que resultó ser todo un descubrimiento: con un urbanismo respetuoso, con un Museo de Agricultura, con promoción y vida de artesanos de todas las artes y de la alimentación, no lejos de Madrid y milagrosamente no asolado por el turismo de la capital», como cuenta sin esconder cierto orgullo.

(Más información en la edición impresa o en la APP https://latribunadealbacete.promecal.es)