Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


«Bajar al moro»

16/06/2022

Es evidente que la opinión generalizada de los españoles sobre países como Argelia y Marruecos está basada más en lo que uno oye a vuela pluma sobre ellos que en una visión o argumentos sólidos sobre la cuestión, por más que nos bombardeen sobre el asunto los medios de comunicación. Así ocurre últimamente desde que el Gobierno español cambió abruptamente de opinión sobre la autonomía saharaui y el papel de Marruecos en ese conflicto y la inmediata reacción argelina frente a los nuevos postulados españoles. No somos expertos en tales materias los ciudadanos españoles como para mantener una visión versada y documentada sobre el conflicto y nos basamos en la información que nos llega sesgada por los intereses partidistas en noticias cansinamente reiterativas y muchas veces estresantes. Hay, eso sí, una histórica realidad: las difíciles relaciones que España siempre ha tenido con nuestros vecinos del norte de África desde que en el año 711 los árabes derrotaron a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete y se inició el periodo de la expansión musulmana por nuestra península, dando paso a continuación a los ocho siglos de Reconquista, y con ello a la ancestral rivalidad de moros y cristianos en guerras santas y cruzadas interminables reflejadas en unas páginas de la Historia que han dado para mucho y en la que el moro siempre ha sido el malo paradigmático en nuestra particular película. Las largas guerras colonialistas de finales del siglo XIX y principios del XX cuajó en la expresión de «bajar al moro» con la que nuestros abuelos definieron la suerte, la mala suerte en este caso, de los reclutados para terminar guerreando por las áridas tierras del Rif.