La pandemia de Covid-19, el confinamiento generalizado y las posteriores consecuencias han supuesto un contratiempo importante especialmente para los deportistas acostumbrados a desarrollar su actividad en entornos naturales. Es el caso del albaceteño Horacio Llorens, hexacampeón del mundo de parapente acrobático que no podrá disfrutar de la competición de alto nivel en los próximos meses pero que, aun así, entrena en Organyà, una localidad pirenaica en cuyas montañas vuela a diario preparando nuevos retos, algunos de los cuales explicó ayer a este diario.

¿Cómo mantiene la actividad con la cancelación de las competiciones debido a la pandemia?
Estoy entrenando a fondo en el Organyà pese a todo. Estamos volando muy bien e incluso hace poco entrené sincronizado junto a mi primo Raúl Rodríguez, que estuvo por aquí durante un mes, con vistas al Mundial que lo han aplazado al año que viene.

La cancelación de las pruebas le ha debido suponer un contratiempo importante en su preparación.
Sí, aunque trabajo para otros proyectos de grabación que siguen en pie y hay que prepararse. Es una pena que se hayan ido cayendo eventos, pero quedan cositas..

¿Qué proyectos se lleva entre manos para el corto y medio plazo?
Tengo uno del que no puedo hablar todavía y que no se ha visto nunca. Otro, ya conocido, consiste en sobrevolar las laderas y la lava de un volcán activo de Guatemala por la noche, haré acrobacia en ese lugar único.

A uno se le ponen los pelos de punta de pensarlo, pero supongo que lo habrá previsto todo.
Sí, está todo muy bien pensado, de hecho el año pasado ya volé sobre el cono volcánico para comprobar cómo era el aire de ese volcán activo y vi que se podía hacer perfectamente. Está todo bien preparado.

¿Cuándo tiene previsto llevarlo a cabo?
Estaba previsto para este verano, pero por las circunstancias por todos conocidas no se puede volar a Guatemala y está todo parado, pero cuando se abran las fronteras se hará.

Me consta que hace pocos días subió al parapente a una señora de 92 años y voló con ella. Cuénteme cómo se le dio esa experiencia.
Virtudes es la señora más longeva del pueblo de Organyá, donde paso seis meses al año entrenando en la montaña. Ella nos veía desde su ventana y llevaba dos años diciéndole a sus hijas que quería hacerlo también. Su hija me lo hizo saber y le dije que, si tenía tantas ganas, le daba una vuelta. Es una señora encantadora y lo pasó muy bien porque la sensación de estar en el aire se tiene igualmente.

(MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)