Música para la magia

Antonio Soria
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Amigas inseparables más allá de la lógica

Emma Watson, Daniel Radcliffe y Rupert Grint, protagonistas de Harry Potter.

Magia y música son amigas íntimas, con amplia trayectoria de convivencia. Se conocen desde un tiempo que no podemos adivinar, compartiendo experiencias a través de las que nos han dejado claro que si pensamos en la una sin la otra lo tenemos muy crudo. 
La música tiene magia, sí. Como fenómeno artístico, no puede tratarse simplemente de un asunto físico-armónico en el que por unas cuerdas golpeadas o una columna de aire vibrando se producen los sonidos, sin más. La magia procede del ilusionismo, según la RAE "arte de producir fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales", según algunas personas que se consideran magas y/o viven la magia: "arte de crear ilusión". Cierto es que, en un buen espectáculo en vivo de magia o música, podemos encontrar, en un público entregado, bocas abiertas de asombro o sorprendidas caras, espejos del alma, por la emoción ante algo que trasciende la realidad lógica y rutinaria. Dicen los ilusionistas que cada número de magia tiene su música, no sólo porque el mago se acompañe de alguna pieza, sino porque «cada juego tiene su ritmo y cada mago su movimiento, es la música que no suena pero que se siente, incluso la de la emoción que no se escucha, pero se palpa» (dice María, maga y pianista). La ilusión y la música alimentan las almas abiertas. Alguien muy cercano para mí, excelente persona y chelista, me contaba con su acostumbrada humildad y discreción la experiencia de una sesión rodeado de niños ante su violonchelo, del que él arrancaba sonidos sugerentes que ellos le preguntaban «¿cómo suena una mariposa»?... y, abierta la caja de Pandora, tuvo que imaginarse como sonaba yo qué sé cuánto animal a cuál más exótico. Un buen músico, un violonchelo, un magnífico grupo de niños... se convirtieron en un mágico mundo lleno de animales usando un lenguaje que no necesita palabras y que les llenó de sensaciones y emociones. Al día siguiente, cuando ya el músico no estaba, los niños preguntaban «¿dónde está el músico con el instrumento que tenía todos los animales en su barriga?». 

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