Antonio García

Antonio García


Matanzas y juicios

06/06/2022

En Estados Unidos se produce un tiroteo y medio cada día, según la prensa. No se explica en qué consiste el medio tiroteo de la caprichosa estadística. Lo que sí sabemos es que entre los completos hay uno que deviene masacre y convierte al resto en mero anecdotario. La justicia también discrimina, en orden de importancia, los juicios del montón de los juicios mediáticos, aunque no se diriman crímenes de sangre sino querellas conyugales. Tan cinematográficas resultan allí las matanzas como los careos entre litigantes, con mayor motivo si estos son actores. La imágenes del juicio que enfrentaba a Johnny Depp y Amber Heard podrían colocarse al lado de las de Testigo de cargo, Anatomía de un asesinato, Matar un ruiseñor sin desmerecer en calidad artística, pues lo que cuenta en ellas no es tanto la revelación de la verdad cuanto la gradación del suspense, la eficacia del plano contraplano, el lucimiento de los abogados, el as en la manga, la sorpresa final. No sabemos, en un país tan hiperbólico como EEUU, si tiene prioridad la gallina de la ficción o el huevo de la realidad, si sus crímenes emulan los cinematográficos o viceversa, si Depp ejerce en el banquillo como pirata o como ciudadano. Sea como sea, las dos situaciones merecen sendos óscar: al mejor actor, a los mejores efectos especiales. En España, la precariedad de una cultura cinematográfica tiene su reflejo en unos crímenes discretos, tirando a cutres, adecuados a una producción de bajo presupuesto. En cuanto a los juicios, poca simpatía se puede profesar a los acusados, normalmente un chapuzas o un político corrupto, cuya elocuencia no da para un guión dramático.